Estas semanas he estado mirando la serie cómica Schitt's Creek, cuyo argumento es el siguiente: una acaudalada familia canadiense, multimillonaria y que se codea con celebridades y políticos, es estafada y lo pierde todo, por lo que se ve obligada a mudarse a un pequeño pueblo rural, donde su gente y sus costumbres son muy diferentes. Pero la familia intenta mantener sus hábitos, como comer fuera todos los días y vestirse elegantemente. Aunque logran conseguir algo de dinero, se les esfuma rápidamente porque mantienen el hábito de gastar desproporcionadamente en cosas innecesarias.
O sea, aun cuando en su nueva situación necesitan nuevas formas de generar dinero, no logran salir adelante porque gastan dinero igual que antes.
Y es que una de las cosas que nadie te dice sobre el dinero es que obtenerlo y mantenerlo son dos habilidades totalmente diferentes.
Una cosa es cómo lo ganamos. Y otra cosa cómo lo gastamos.
Y esto, a su vez, tiene que ver con cómo definimos y evaluamos el concepto de riqueza.
Para Morgan Housel en The Psychology of Money, por ejemplo, la riqueza es aquello que no ves.
Piensa en lo siguiente:
Cuando vemos un Audi por el barrio probablemente pensemos que su dueño debe ser alguien rico (sino narco). Alguien que maneja un auto de 50 millones de pesos seguramente debe serlo.
Pero el único dato concreto que tenemos sobre la riqueza del dueño es que ahora tiene 50 millones menos de lo que tenía antes de comprar el auto, o como también ocurre en mucho casos, que ahora está endeudado en 50 millones de pesos.
O sea, cuando vemos ese Audi por la calle lo único que podemos saber con cierta seguridad es que su dueño ya no tiene 50 millones de pesos.
Nada más.
Pero optamos por fijarnos más en el auto. Tendemos a juzgar la riqueza de las personas por lo que vemos, porque efectivamente es la única información que tenemos frente a nosotros.
Como no podemos ver cuentas corrientes ni estados crediticios, lo que vemos constituye para nosotros el reflejo de las finanzas de otros. Autos caros, casas grandes, vacaciones lujosas, todos indicadores de riqueza. (Todo debidamente compartido en Instagram, obviamente.)
Pero como nos pretende convencer Housel, riqueza es lo que no vemos.
La verdadera riqueza es todo lo contrario a las posesiones materiales como símbolo de estátus.
Para Housel, riqueza son los autos no adquiridos, las joyas no compradas, los relojes no usados, el upgrade a primera clase no solicitado, etc. La riqueza se compone de aquellos activos financieros que aun no han sido convertidos en las cosas que sí vemos.
Así lo aprendió la cantante Rihanna.
A finales de 2009 la artista se declaró en bancarrota luego de disminuir su efectivo de 11 a 2 millones de dólares. Rihanna demandó a su asesor financiero, quien respondió: "¿De verdad era necesario decirle que si gastas dinero en cosas, te quedas con las cosas pero no con el dinero?"
No cabe duda que aprendió la lección, pues actualmente Rihanna es la mujer más rica del mundo de la industria musical.
Dos tipos de ricos
Hay dos formas de entender la riqueza para lo cual necesitamos dos términos diferentes. Lamentablemente el idioma español no ayuda con el vocabulario, tal como he escrito sobre las diferencias de job vs work y solitude vs loneliness que el español homologa en una sola palabra (trabajo y soledad, respectivamente).
En el caso de la riqueza, en inglés tenemos los términos rich y wealth, que denotan diferentes tipos de ricos, según Housel:
“Rich” tiene que ver con el nivel de ingresos. Alguien que maneja un auto de 50 millones de pesos seguramente es rico, porque aunque haya comprado el auto con la ayuda de un crédito (parcial o total), debe tener un cierto nivel de ingreso que le permita acceder a ese crédito y también pagar las cuotas mensuales. Lo mismo pasa con quienes viven en casas grandes y lujosas.
“Wealth” tiene que ver con algo más oculto, en cambio, pues es el ingreso no gastado. Este tipo de riqueza es la opción no tomada hoy para comprar algo mejor más adelante. Su valor radica, pues, en las opciones y flexibilidad que proporciona para comprar más o mejores cosas de las que se podría comprar hoy.
Así, el rico (de rich) se encarga de mostrar que tiene dinero en cosas, aunque no tenga libertad ni flexibilidad en su día a día (recordemos: podría ser rico pero estar endeudado). Puedes ganar 5 millones de pesos mensuales, pero si gastas 6, puedes parecer rico (rich) pero no lo eres.
El otro rico (de wealth), en cambio, goza de la libertad de hacer y comprar aunque no lo demuestre en cosas materiales.
Finalmente, dado que sólo podemos elucubrar sobre la situación financiera de alguien de acuerdo a lo que vemos, es fácil encontrar gente rich pero no wealthy. Y como vemos personas que sólo muestran riqueza según sus gastos, ello contribuye a cómo la sociedad entiende la riqueza financiera.
La riqueza que no ves
Para Housel, la verdadera riqueza es la segunda —wealth—, que se traduce en la capacidad de hacer lo que queramos, cuándo queramos y con quién queramos. Tiene que ver con el valor relativo del dinero y no con su valor absoluto, tal como plantea Tim Ferriss en The 4-Hour Workweek.
En The Psychology of Money, Housel rescata los estudios del psicólogo Angus Campbell, quien en su libro The Sense of Wellbeing in America de 1981, comparte su hallazgo sobre lo que más contribuye a la felicidad personal:
"Tener la sensación de que controlamos nuestra propia vida es quizás el predictor más confiable sobre los sentimientos positivos de bienestar, más que cualquier otra de las condiciones objetivas que consideramos."
O sea, tener el control de hacer lo que quieres, cuando quieras, y con las personas que quieras, es la variable más importante que hace felices a las personas.
Más que tu sueldo. Más que el tamaño de tu casa. Más que el prestigio de tu trabajo.
Y ojo que este tipo de riqueza no tiene que ver con tener mucho dinero, necesariamente.
Porque si, por ejemplo, hoy puedes tomarte unos días libres del trabajo, o atender una emergencia doméstica (del tipo reparación de último minuto), o llevar tus hijos al doctor ante una urgencia, sin quedar en la ruina, sin la calculadora, sin ansiedad, entonces eres un privilegado que goza de la riqueza que no se ve.
Esta riqueza (de wealth), recordemos, sólo se consigue y crece con el ingreso no gastado, pues es lo que nos permite decidir después.
Cuando tenemos más dinero que cosas podemos destinar tiempo a pensar qué tipo de vida queremos llevar.
Lógicamente, la forma más fácil de avanzar hacia esa riqueza (wealth) es mediante el ahorro.
Ahorro y ego
Así las cosas, contribuir a tu riqueza (wealth) no se trata tanto de cuánto dinero ganas, sino de cuánto dinero eres capaz de no gastar. (Por eso, como nos cuentan en este artículo, probablemente el hábito del ahorro sea la habilidad más determinante en finanzas personales.)
Morgan Housel sostiene que cuando tu nivel de gasto se acerca a tu ingreso, eso es un reflejo de tu ego, una forma de mostrarle a la gente que tienes (o tenías) dinero.
Porque sólo cuando definimos el ahorro como la brecha entre el ego y los ingresos, podemos entender porqué muchas personas con un ingreso decente (y en otros casos derechamente alto para la realidad nacional), ahorran tan poco y se sienten abrumados por su situación financiera.
Por eso Housel ofrece una solución que suena simple pero revela la complejidad del problema psicológico de nuestra relación con el dinero: una manera de aumentar tus ahorros no es aumentar tus ingresos, es disminuir tu ego y aumentar tu humildad.
Pues se puede ahorrar gastando menos.
Y se puede gastar menos si se desea menos.
Y se puede desear menos si nos importara menos lo que otros piensan de nosotros.
A cuestionar la riqueza
Creo que esta misma mentalidad sobre el ahorro —es decir, su relación con el ego más que con el nivel de ingresos— se puede aplicar también a la mentalidad del emprendedor/empresario cuya única meta e indicador de éxito es el crecimiento.
En Company of One, Paul Jarvis aboga por cuestionar las formas tradicionales de crecimiento y éxito empresarial, basadas muchas veces en el ego de sus dueños.
Y es que, como he compartido en otras oportunidades, vivimos en un sistema económico donde se asume que el crecimiento siempre es bueno, siempre es ilimitado y que es necesario para el éxito. Y que para tomar cualquier decisión es necesario crecer. Si no me crees, piensa sobre porqué es tan difícil que los empresarios chilenos paguen mejores sueldos, que se suban los impuestos para optar a mejores prestaciones sociales, o que reduzcamos las jornadas laborales. Siempre, siempre, la justificación será que primero necesitamos crecer para tomar ese tipo de decisiones "de forma responsable" después. Pero como el crecimiento es ilimitado, y esperamos que cada año las empresas sean más grandes que el año anterior, nunca llegamos al "momento ideal."
Nunca es un buen momento para tomar decisiones que se interpongan con el crecimiento.
Tradicionalmente, se piensa que una empresa a la que le va bien es equivalente a que ha crecido. Significa que con el tiempo ha contratado más personas, tiene una oficina más grande, ofrece más productos o servicios. Gana más. Crece más.
¿Por qué ese culto al crecimiento?
Como frecuentemente conversamos con mi amigo y socio sobre nuestro propio emprendimiento (LimnoTec), perfectamente se puede administrar un negocio con menos.
Pensamos que ese "culto al crecimiento" muchas veces está justificado por el ego del empresario por querer demostrar al resto que ha logrado más. (Quizás algo tenga que ver la ansiedad millennial de querer validar nuestro capital humano mediante la generación de la riqueza visible, del rich.)
Y así como ocurre con las empresas, también lo vemos con las personas. Autos más caros, casas más grandes, vacaciones más lujosas.
Todo tiene que ver con el crecimiento infinito.
Pero tal como propone el autor de Company of One, nosotros en LimnoTec abogamos por la construcción de un negocio en torno a nuestras vidas, y no al revés. Primero decidir qué vida queremos (o nos gustaría) tener, y luego pensar en cómo la empresa puede ayudarnos a alcanzar dicho propósito. No al revés.
¿Buscamos libertad y flexibilidad (wealth), o tener una gran oficina y la camioneta del año para lucirnos (rich)?
En LimnoTec no nos preocupamos por el crecimiento infinito porque nunca ha sido nuestro propósito. Por el contrario, nos enfocamos en optimizar la carga de trabajo de forma que funcione para nosotros, lo que a veces significa que hay días que trabajamos poco. Así, trabajamos según lo que somos capaces de hacer (y lo que deseamos hacer), y no como el resultado de una exigencia financiera que nos dicte algún plan de crecimiento permanente (más proyectos, más ventas, etc).
Así, pensamos que una empresa pequeña, no motivada por el ego y la persecución de la riqueza visible (rich), no es tampoco un negocio anti-crecimiento o anti-ganancia. Simplemente se trata, como plantea Jarvis, de cuestionar el crecimiento infinito y sobre sopesar formas mejores y más inteligentes de avanzar en la generación de la verdadera riqueza (wealth), aquella que nos ofrezca más libertad y flexibilidad a nosotros —como personas— y no necesariamente más dinero en la cuenta corriente —como empresa—.
Quizás el consejo más importante del libro de Paul Jarvis, que para no perder el juego de palabras prefiero compartir en inglés y no traducirlo, es:
"Be focused on being better instead of bigger." (Paul Jarvis)
Y esto aplica tanto para la vida personal como laboral.
Al final de The Psychology of Money, Morgan Housel comparte una serie de consejos financieros que tienen que ver con nuestra relación con el dinero más que con acciones específicas. No debemos olvidar que lo que hacemos con el dinero no tiene tanto que ver con nuestro conocimiento en finanzas, sino con cómo manejamos nuestras emociones.
El consejo de Housel, que sirve de resumen a la columna de hoy, es:
"Menos ego, más riqueza (wealth). Ahorrar dinero es la brecha entre tu ego y tus ingresos, y la riqueza es lo que no ves. La riqueza (wealth) se crea suprimiendo lo que podrías comprar hoy para tener más cosas o más opciones en el futuro. No importa cuánto ganes, nunca acumularás riqueza a menos que puedas poner un límite a lo que puedes obtener con tu dinero ahora mismo, hoy."
Como compartí en otra columna, una de las consecuencias "esperadas" de la riqueza verdadera (wealth) es conseguir independencia financiera, la cual se construye con inteligencia e integridad, elementos que no tienen nada que ver con nuestro nivel de ingresos ni nuestros conocimientos técnicos.
Porque tener más no resuelve el problema de tu relación con el dinero.
Te puede hacer rico (rich), sin duda, y lo podrás demostrar con cosas caras y lujosas, pero no ayudará a reducir tu ego, ni tampoco a controlar tu vida. No te hará realmente rico (wealthy).
"Lo que ganar dinero consigue es resolver problemas de dinero. Eliminará un conjunto de cosas que se interponen en el camino de ser feliz, pero no te hará feliz." (Naval Ravikant)
¡Vaya joya! Una perspectiva que todos deberíamos tener en nuestro radar. Muchas gracias por esta entrada tan valiosa.