Identidad es transformación y cambio. Como postulaban los Existencialistas, la identidad es un proceso de constitución nunca acabado.
Me quiero quedar con eso, y no tratar de abordar el concepto de identidad desde la filosofía o la psicología, ni mucho menos.
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, en su ensayo El Existencialismo es un Humanismo, nos dice:
"Nuestra esencia, aquello que nos define, es lo que construimos nosotros mismos mediante nuestros actos." (Jean-Paul Sartre)
Es decir, "somos lo que hacemos repetidamente", como decía Aristóteles. En el caso del éxito, cualquiera sea su definición, aplica que "la excelencia no es un acto, sino un hábito", como reza la segunda parte de esta célebre cita.
En otras palabras: hacer algo bien no es eso que haces una sola vez. Es una forma de vida. Es como un sistema operativo, y el código con el que opera este sistema son los hábitos. Lo que hacemos varias veces nos define.
Y esto es importante, pues cómo nos identificamos a nosotros mismos tiene una importancia clave en nuestra vida cotidiana. Define las elecciones que hacemos, la forma que percibimos las cosas, y cómo interpretamos el mundo alrededor nuestro.
De acuerdo a Manfred Kuhn, hay distintos "campos" o "áreas" en las cuales definimos nuestra identidad, que dependen tanto de nuestra edad como de las experiencias que vivimos. En este sentido, nos podemos identificar usando descripción física, los roles sociales y/o las características personales que reconocemos en nosotros, o que otros ven.
Saul McLeod sostiene que los jóvenes suelen definirse a sí mismos de acuerdo a sus características personales (soy generoso, alegre, desordenado), mientras que la gente mayor se define según los roles sociales que desempeña (soy padre, médico, motociclista). Algunos pocos se valen de su descripción física. ¿Te suena Instagram?
Como se desprende de esto, cómo nos identificamos limita la persona que somos. El ejemplo clásico es cuando nos decimos que no somos capaces de hacer tal cosa, o que no somos la persona ideal para ejecutar tal tarea (esto último se conoce como síndrome del impostor).
Volviendo a Sartre, en El Existencialismo es un Humanismo expone que:
"El hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace." (Jean-Paul Sartre)
Esto es el corazón del pensamiento Existencialista: no hay esencia (o naturaleza humana) que preceda nuestra existencia. Somos lo que hacemos y construimos en el camino. No hay un destino por cumplir ni una dirección por seguir.
Rolf Behncke lo describe de mejor forma en su prólogo al libro El árbol del conocimiento, de los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela, obra que generó un gran impacto en mi vida cuando lo leí:
"(...) 'Ser humano' que se hace (nos hacemos) continuamente a sí mismo, en un operar recursivo, tanto de procesos autopoiéticos como sociales (lenguaje), con los cuales se genera continuamente la autodescripción de lo que hacemos. No es posible conocer sino lo que se hace. Nuestro ser humano es, pues, una continua creación humana." (Rolf Behncke C.)
¿Y cómo "nos hacemos" todo el tiempo? A partir de hábitos y rutinas.
Pequeños hábitos
James Clear, en su best-seller Atomic Habits, nos cuenta que los pequeños hábitos hacen una diferencia significativa en proveer evidencia (experiencias) de una nueva identidad. (Recordemos que Manfred Kuhn nos decía que definimos nuestra identidad conforme las experiencias que tenemos.)
"Los hábitos son un camino para cambiar tu identidad. La forma más práctica de cambiar quien eres es cambiar lo que haces." (James Clear)
Si bien es probable que retome contenidos de Atomic Habits en próximas entradas de esta newsletter, si no quieres leer el libro, te hago un resumen breve y útil para lo que planteo en este artículo:
Los hábitos son el interés compuesto del crecimiento personal.
Mejorar un 1% cada día cuenta mucho a largo plazo.
Si puedes mejorar un 1% cada día durante un año, terminarás 37 veces mejor cuando hayas terminado.
Un hábito atómico es un pequeño hábito que forma parte de un sistema más amplio. Así como los átomos son los componentes básicos de las moléculas, los hábitos atómicos son los componentes básicos de resultados notables.
Si deseas mejores resultados, olvídate de establecer metas. En cambio, concéntrate en tu sistema.
Las metas son buenas para fijar una dirección, pero los sistemas son mejores para avanzar. ¿Y qué es un sistema? En el caso del comportamiento, un conjunto de hábitos y rutinas.
Para James Clear literalmente somos nuestros hábitos.
Esto resuena con lo que dice Jeff Haden en su libro The Motivation Myth:
"Todo el mundo tiene metas. Las personas que realmente logran sus metas crean rutinas. Construyen sistemas. Constantemente siguen los pasos que, con el tiempo, les permite alcanzar su objetivo final. Se olvidan del objetivo y se centran únicamente en el proceso." (Jeff Haden)
Cambio de hábitos, cambio de identidad
En su libro, James Clear nos explica que existen tres niveles posibles para cambiar de comportamiento:
un cambio en los resultados (lo que obtienes),
un cambio en el proceso (lo que haces), o
un cambio en tu identidad (lo que eres).
Clear explica que mucha gente comienza el proceso de cambiar sus hábitos enfocándose en aquello que quieren conseguir. Esto lleva a formar hábitos basados en resultados (el primer nivel).
La alternativa que propone James Clear es construir hábitos basados en identidad (el tercer nivel). Con esta aproximación, ponemos el foco en quién queremos ser.
De esta forma, nos explica, cuando comportamiento e identidad están completamente alineados, ya no buscamos un cambio de comportamiento por un fin. Simplemente actuamos como el tipo de persona que creemos (queremos) ser.
A este nivel, el comportamiento se ha convertido en el reflejo de nuestra identidad.
"El objetivo no es leer un libro, es convertirse en lector. El objetivo no es correr una maratón, es convertirse en corredor. El objetivo no es aprender a tocar un instrumento, es convertirse en músico." (James Clear)
Así, para cambiar de identidad lo que necesitamos es cambiar nuestro comportamiento. Como todo hábito o rutina, podemos empezar por motivación o inspiración, pero finalmente, solo continuaremos si los cambios nos acercan a quien queremos ser.
La identidad emerge de los hábitos. Nadie nace con creencias preestablecidas. Cada suposición, creencia o sesgo, es aprendido a través de la experiencia.
En vista que nadie nace odiando a otro, por ejemplo, Humberto Maturana y Ximena Dávila escriben en La revolución reflexiva, último libro de Maturana antes de su muerte, que "todo dolor es de origen cultural, porque nuestro modo de vivir es cultural: vivimos el vivir que aprendemos."
El famoso aforismo de Sartre resume con elegancia la identidad del ser humano: "El hombre no nace, se hace."
En este sentido, James Clear nos ofrece una alternativa práctica para crear identidad. Por su naturaleza aporética en filosofía, el concepto de identidad es flexible, siempre cambiante, nunca determinante. En consecuencia, debemos forjar nuestra identidad con esa flexibilidad en mente.
Por ejemplo, James pregunta: "¿Quién es el tipo de persona que escribe libros?" Es probablemente alguien que es consistente y confiable. Por esto, no debes enfocarte en escribir un libro (para lo cual desarrollaríamos un hábito basado en el resultado) sino ser el tipo de persona que es consistente y confiable (desarrollar un hábito basado en la identidad).
¿Quieres tocar un instrumento musical? Entonces centra tus energías en convertirte en la persona disciplinada y perseverante que lo hace, no en la práctica per se.
Pero no olvidemos: la identidad debe ser flexible.
Aquí radica la importancia del planteamiento práctico de James Clear. Si te defines como "escritor", pero tienes un accidente que te impide escribir, ¿pierdes tu identidad? Si quedas sordo y ya no puedes practicar ese instrumento, ¿pierdes tu identidad? ¡Claro que no! Porque en el camino hacia el cambio de comportamiento, te has convertido en alguien "consistente y confiable" (y no en alguien que solo escribe libros), y "disciplinado y perseverante" (y no alguien que solo toca un instrumento).
Cuando la identidad es fija e inmutable, sufrimos la pérdida de sentido cuando no logramos satisfacer (cumplir) dicha identidad. Un ejemplo clásico es la crisis que sufren los padres cuando los hijos se marchan. O cuando los deportistas se retiran profesionalmente. O cuando las personas cambian o dejan su militancia política.
Por eso, una vez que reflexiones sobre la persona que quieres ser, comienza a tomar pequeños pasos (hábitos) que refuercen esa identidad deseada. Y, evidentemente, cumpliendo tantos roles sociales y/o características personales queramos cultivar. Identidades múltiples y amplias.
El filósofo griego Epicteto ya lo tenía claro hace 1.800 años:
"Cada hábito se forma o fortalece mediante el acto correspondiente: caminar te hace caminar mejor, correr te hace un mejor corredor. Si quieres ser letrado, lee, si quieres ser pintor, pinta. Pasa un mes sin leer, ocupado con otra cosa, y verás cuál es el resultado." (Epicteto)
Por mi parte, el ejercicio de escribir esta newsletter es mi intento de aterrizar mis reflexiones y dedicar tiempo para aquello. No busco escribir X artículos o lograr Y suscriptores, sino ser el tipo de persona que es capaz de aterrizar y comunicar sus ideas de forma clara. ¿Es una tarea que pueda dar por concluida en algún momento? ¡No creo! Ahí está la clave y utilidad del planteamiento de Atomic Habits.
Si te quieres quedar con las dos ideas principales del libro de James Clear, al menos para mi, que sean estas dos:
En vez de preocuparte en obtener resultados, enfócate en el proceso y en la construcción de mejores hábitos. La cita célebre del libro es: “You don’t rise to the level of your goals, you fall to the level of your systems.” (No avanzas al nivel de tus objetivos, caes al nivel de tus sistemas.)
En vez de preocuparte por los resultados que quieres, enfócate en ser el tipo de persona que logra dichos resultados. Así, en vez de preocuparte por perder peso, enfócate en ser el tipo de persona que se ejercita regularmente; en vez de preocuparte por terminar de escribir tu novela, enfócate en ser el tipo de persona que escribe todos los días.
La verdadera pregunta es: "¿Te estás convirtiendo en el tipo de persona que quieres ser?" El primer paso no es qué ni cómo lograrlo, sino definir quién es. Necesitas saber quién quieres ser.
No se trata de conseguir algo. Se trata de convertirse en alguien.
Muy buena reflexión!