La cultura de lo personal
Sobre la importancia de compatibilizar la acción individual y colectiva.
Culto a la confianza
En lo que sin duda es una ruptura amorosa, la canción Think For Yourself de George Harrison inaugura un nuevo enfoque en el repertorio romántico de los Beatles. Marcando distancia con las canciones melosas e inocentes sobre jóvenes enamorados de álbumes anteriores, esta vez George le canta a la ex:
"Think for yourself 'cause I won't be there with you"
Piensa por ti misma porque no estaré allí contigo.
Además de revelar una evidente codependencia —y un machismo típico de las boy bands anglosajonas—, la canción transmite que a la mujer, ahora sin pareja, le espera un futuro incierto. Subyace el principio patriarcal de que una falta de independencia, autoestima y confianza en sí misma es lo que caracteriza a la mayoría de las mujeres. Por eso el consejo paternalista y despechado de George: Piensa por ti misma porque no estaré allí contigo.
Más adelante la canción sigue:
"Although your mind is opaque,
Try thinking more if just for your own sake"
Aunque tu mente sea opaca, intenta pensar más, por tu propio bien.
Otro recordatorio paternalista de la época.
Y es que, si bien la canción ya tiene casi 60 años, el mensaje prevalece: lo que hace falta a las mujeres es pensar por sí mismas y tener mayor confianza.
Y aunque hoy el feminismo y la paridad de género sean materias obligadas de toda discusión social y política en lo colectivo (#NuncaMasSinNosotras), a nivel personal sigue imperando el llamado de la "cultura de la confianza", amplificado por los mensajes de autoayuda que abundan en libros, la televisión e internet: lo que enfrenta o sufre una mujer se resuelve con un cambio de actitud individual.
(Los libros de las chilenas Belén Soto, Antonia Ignacia y Carmen Castillo, por ejemplo, todos best-sellers, sitúan la autoconfianza femenina en su corazón argumentativo.)
La solución está en ellas mismas.
Pero como sostienen las investigadoras Shani Orgad y Rosalind Gill en el libro Confidence Culture, la "cultura de la confianza" y la autoayuda han operado, en realidad, para exculpar a las instituciones y organizaciones de las sociedades contemporáneas, sin responsabilizarlas por las injusticias que se viven.
O dicho de otro modo, que cualesquiera sean los problemas o injusticias que enfrenten las mujeres, el "diagnóstico" que se ofrece es frecuentemente el mismo: falta de confianza y/o una mentalidad "inadecuada". Un problema personal.
¿Desigualdad en el trabajo? Las mujeres necesitan volverse más seguras.
¿Trastornos alimentarios? Hay que fomentar el amor propio en niñas y adolescentes.
¿Vida sexual poco satisfactoria? Mujeres seguras y empoderadas son "el nuevo sexy".
Lo que afirman las autoras es que, ¡a veces explícitamente!, la sociedad culpa a las mujeres por sus dificultades usando frases vagas del tipo "eres tu peor enemiga" o "tu falta de confianza te está frenando", que también comparten y difunden las propias mujeres (como el "A mi sí me gustan tus stories").
O sea, pareciera que la realización y felicidad personales se obtienen siempre a través de esfuerzos individuales, "trabajando" en uno mismo, y no mediante intervenciones sociales en salud pública, educación o reduciendo la pobreza, por ejemplo. O al menos no con la misma cobertura mediática.
Las autoras de Confidence Culture sostienen, pues, que la industria de la autoayuda ha contribuido a que el discurso se traslade desde la esfera política (colectiva) a la psicológica (individual).
De hecho, sostienen que esta "cultura de la confianza" —imperativo kantiano en la autoayuda— ha "neoliberalizado" las demandas sociales. Ejemplo: empresas como Paris (y su #amocomosoy) o Falabella (y su Arriba Mujeres) son presentadas hoy como "aliadas" de las mujeres y no como parte del problema (de consumismo, baja autoestima, malas condiciones laborales, felicidad condicionada, inflación del estilo de vida, etc.). Se premia su "compromiso" haciéndolas crecer aún más.
"La rebelión femenina ha mutado en un narcisismo cuando conceptos políticos como liberación o igualdad se reducen a deseos personales y privados." (S. Orgad y R. Gill)
Pero ojo que el libro no propone "abolir" la confianza o la autoestima como idea u objetivo de desarrollo personal, sino más bien mirar lo que el "culto a la confianza" hace: cómo opera, qué crea, y qué esconde... especialmente en el mundo de las mujeres y las disidencias sexuales.
Y es que pareciera que el sistema capitalista "ha sabido" absorber las demandas sociales y hacerlas propias, diluyendo responsabilidades y trivializando el discurso mediante campañas publicitarias.
Culto a la libertad
Leer Culture Confidence también me ha hecho reflexionar sobre la "neoliberalización" del desarrollo personal.
Y es que yo mismo he escrito bastante sobre Estoicismo y Existencialismo, corrientes de pensamiento centradas en la responsabilidad individual, la libertad personal y el autocontrol. ¿No estarán "de moda" precisamente porque vivimos en un sistema que, al igual que en la "cultura de la confianza", sobrevalora la libertad personal?
(En todo caso, si vale mi punto de vista, lo que diferencia estas corrientes de la autoayuda es que estoicos y existencialistas defienden la reflexión filosófica como un medio para vivir bien; no son una colección de trucos baratos o creencias trascendentales sin evidencia.)
Pero la crítica sobre la individualidad en el desarrollo personal, tal como en la cultura de la autoconfianza (principalmente femenina), persiste: a veces reducimos problemas complejos y sociales a una empresa meramente personal.
Esto lo tenía clarísimo Karl Marx, para quien la libertad personal no era posible en el estado de alineación en el que vivimos, pues no somos verdaderamente dueños de lo que hacemos y de nuestro trabajo.
Y es que, tal como describe Fernando Savater en La aventura del pensamiento, para Marx son las condiciones materiales las que determinan realmente nuestras sociedades. No existe libertad personal si no contamos con las condiciones materiales suficientes. (¿No es este el mismo dilema del próximo Plebiscito de septiembre? ¿Quiénes son los que defienden la "libertad de elegir"?)
No sorprende, pues, que los políticos conservadores desaprueben la tesis del materialismo histórico de Marx.
Lo interesante es que los comunistas, por su parte, también desaprobaban el existencialismo (y seguramente el estoicismo), pero por otra razón: debido a su insistencia en la libertad personal.
Comenta Sarah Bakewell en En el café de los existencialistas que, si tal como decía Sartre, la gente era libre y se determinaba en sus continuas elecciones, entonces:
"(...) ¿qué representaba un hombre que cada mañana elegía entre el fascismo y el antifascismo? ¿Cómo podía considerarse mejor esa persona que alguien «que había elegido, de una vez y para siempre, la lucha contra el fascismo, o que ni siquiera tenía que elegir»?"
Si la humanidad está destinada a moverse a través de etapas determinadas hacia un sistema socialista y luego comunista, como propone Marx, eso deja poco espacio a la idea de que cada uno de nosotros sea personalmente responsable de lo que hace, ¿no?
En otras palabras, si la gente "insiste" en considerarse a sí misma como individuos libres, ¿cómo puede haber una revolución organizada?
En este sentido, todos los partidos políticos exigen cierto tipo de compromiso, cuyo extremo significa no tener que pensar ya nunca más ciertas cosas.
Los comunistas franceses, por ejemplo, pensaban que el existencialismo no era más que una filosofía contemplativa (y dado que la contemplación es un lujo, entonces una filosofía burguesa).
Pero Jean-Paul Sartre se "defiende" en su discurso/ensayo "El existencialismo es un humanismo":
"[El existencialismo] no puede ser considerado como una filosofía del quietismo, puesto que define al hombre por la acción; ni como una descripción pesimista del hombre: no hay doctrina más optimista, puesto que el destino del hombre está en él mismo." (Jean-Paul Sartre)
"Las cosas serán como el hombre haya decidido que sean. ¿Quiere decir esto que debo abandonarme al quietismo? No. En primer lugar, debo comprometerme; luego, actuar según la vieja fórmula: «No es necesario tener esperanzas para actuar». Esto no quiere decir que yo no deba pertenecer a un partido, pero sí que no tendré ilusión y que haré lo que pueda. Por ejemplo, si me pregunto: ¿llegará la colectivización, como tal, a realizarse? No sé nada; sé solamente que haré todo lo que esté en mi mano para que llegue; fuera de esto no puedo contar con nada. El quietismo es la actitud de la gente que dice: los demás pueden hacer lo que yo no puedo hacer. La doctrina que yo les presento es justamente la opuesta al quietismo, porque declara: sólo hay realidad en la acción; y va más lejos todavía, porque agrega: el hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza; por lo tanto, no es otra cosa que el conjunto de sus actos, nada más que su vida." (Jean-Paul Sartre)
Así, para Sartre el existencialismo es un optimismo, una doctrina de la acción.
Evidentemente todos estos problemas son complejos y deben ser atendidos bajo distintas aproximaciones.
Mi reflexión de hoy se refiere a lo siguiente:
La desigualdad de género no se resuelve solamente motivando a las mujeres a pensar positivo, a cambiar de mentalidad, o a confiar en ellas mismas. La verdadera independencia y justicia también se consigue con acción colectiva y cambios estructurales en el sistema socioeconómico. Lamentablemente, tal como sostienen las autoras de Confidence Culture, la industria de la autoayuda muchas veces enmascara y libera a los verdaderos responsables, quienes con excelentes campañas de marketing suelen presentarse como "aliados". Pero no olvidemos: no lo son.
Y lo mismo pasa con el desarrollo personal. No se crece ni se mejora solamente optimizando nuestra productividad, adoptando una mentalidad positiva, con un coach o con mejores hábitos financieros. También se hace reflexionando y combatiendo las creencias populares inculcadas por el sistema —como el culto a la eficiencia, al consumo, la hiperconectividad y la competencia—, y perseguiendo las condiciones materiales (sociales, culturales y económicas) que sí hacen posible la verdadera independencia y libertad.
O sea, compatibilizando siempre crecimiento personal y empatía social.
Para así, tal como canta Phil Anselmo en el clásico álbum A Vulgar Display of Power de Pantera, alcanzar:
A new level
Of confidence
And power
Bravo 👏