La muerte de Séneca
Pensar mejor, historias vs. vidas, y el Espectro del Dinero.
🖼️ Una pintura:
Roma, año 54.
El emperador Claudio ha muerto envenenado por su esposa (y sobrina), Agripina. Quien lo reemplaza no será su hijo y heredero, sino su hijastro, Nerón, de tan sólo 17 años. Por esto nombran a un equipo de consejeros y ministros para que lo asesore, liderado por un viejo conocido del imperio: Séneca.
Así fue cómo durante los siguientes ocho años Séneca y un grupo de consejeros gobernaron de facto, en un período reconocido como el «mejor y más justo de toda la época imperial», según escribirá Trajano décadas más tarde.
Sin embargo, conforme Nerón fue creciendo, Séneca perdió influencia sobre él, lo que dió pie para que otros consejeros, celosos de la reputación de Séneca, iniciaran una campaña de desprestigio en su contra, acusándolo de engaño, fraude y usura. La situación se volvió insostenible con el tiempo, y considerando que unos años antes el ya tiránico Nerón había matado a su propia madre Agripina (acusada de tramar un complot), Séneca decide, el año 62, pedir a Nerón que lo deje marcharse y abandonar la vida pública.
Es así como Séneca consiguió retirarse de la corte romana y comenzó a viajar por el sur de Italia junto a su esposa Paulina. Fue en este momento, también, que empezó a redactar sus (famosas) cartas a Lucilio, aquel compendio de sabias enseñanzas estoicas.
Sin embargo, en el año 65 fue acusado nuevamente, esta vez de conspirar contra la vida del emperador, lo que significó su fin: fue condenado a muerte.
Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad, Séneca decidió abrirse las venas apenas se enteró de la sentencia, y se cortó en brazos y piernas. Su esposa Paulina quiso imitarlo para evitar ser humillada por el emperador, pero guardias y sirvientes se lo impidieron. Es esta escena la que nos muestra el francés Jacques Louis David en su pintura de 1773.
La historia sigue así, para los curiosos: como la muerte por desangramiento tomaba tiempo, Séneca pidió tomar cicuta, el mismo veneno que mató a Sócrates, pero al ver que tampoco tenía efecto inmediato, optó por ser llevado a un baño caliente. Como Séneca era asmático, el vapor terminó asfixiándolo…
🍵 Dos reflexiones:
Según Andy Mastuschak el objetivo de un segundo cerebro no es tomar más notas. El objetivo es pensar mejor. Por eso, una mejor pregunta sobre las herramientas que usamos debiera ser qué prácticas o rutinas nos pueden ayudar a tener más y mejores ideas, y no cómo organizamos o qué tanto registramos. [Fuente]
El historiador Plutarco (50-120) explica porqué nunca escribió biografías completas: “Yo no escribo Historias, sino Vidas; y en los hechos más ilustres no siempre hay una manifestación de virtud o vicio, no; una cosa simple como una frase o una broma a menudo hace una mayor revelación del carácter que las batallas en las que caen miles, o los mayores armamentos, o los asedios a las ciudades. En consecuencia, así como los pintores obtienen las semejanzas en sus retratos a partir del rostro y la expresión de los ojos, donde el carácter se muestra, y hacen muy poco caso de las otras partes del cuerpo, así se me debe permitir dedicarme más bien a las expresiones del alma, y por medio de ellas retratar la vida de cada persona, dejando a otros la descripción de las grandes contiendas.” [Fuente]
🦉 Un recuerdo del archivo:
Para Lawrence Yeo nuestro viaje financiero transcurre a través de un espectro vertical de tres fases principales, que él denomina el Espectro del Dinero. No un espectro como los Nazgul de El Señor de los Anillos, sino más bien como el espectro electromagnético. Porque así como éste último denota las distintas longitudes de onda (o frecuencias), el Espectro del Dinero representa la amplia variedad de concepciones que tenemos sobre el dinero. Cada una de las tres fases —Sobrevivencia, Libertad y Poder— es representativa del propósito específico que el dinero tiene para nosotros…
Sigue leyendo → El espectro del dinero
🪴 Algo más:
Este fin de semana terminé dos libros de cuentos: “La intemporalidad perdida” de la francesa Anaïs Nin, escrito cuando tenía 25 años (o sea, antes de conocer a Henry Miller), y “El vuelo de madrugada” del brasileño Sérgio Sant’Anna, quien murió en 2020 por complicaciones del COVID (no era un simple resfrío, como decía Bolsonaro).
Para algunos, leer novelas y cuentos puede parecer una pérdida de tiempo. ¿Para qué leer algo que no es cierto? ¿Por qué leer algo que una persona inventó?
Nassim Taleb explica porqué:
“La ficción es un cierto empaquetado de verdad, o de verdades superiores. De hecho, encuentro que hay más verdad en Proust, aunque oficialmente es ficción, que en los análisis del New York Times que nos dan la ilusión de entender lo que está pasando. Los periódicos presentan oficialmente hechos correctos, pero sus interpretaciones son imaginarias y su elección de hechos es arbitraria. Mienten con hechos correctos. Un novelista, en cambio, dice la verdad con hechos erróneos.”
¡Qué certero!
En “La intemporalidad perdida”, por ejemplo, Nin nos cuenta la historia de una mujer que desea escapar de la rutina y las normas sociales de los años ‘30. La protagonista en un momento dice: “Estoy cansada de buscar una filosofía que concuerde conmigo y con mi mundo. Quiero encontrar un mundo que concuerde conmigo y con mi filosofía” (pág. 31). En el cuento “Nuestras mentes están prometidas” un personaje dice: “La filosofía está muy bien, es fácil de entender, pero es imposible regirse por ella” (pág. 84).
Sant’Anna, por su parte, inicia el cuento “Invocaciones” con las frustraciones de un escritor: “¿Cuántas veces habré desesperado ya ante la imposibilidad de escribir, no una gran obra, sino un simple cuento, pero que aplaque, aunque más no sea por pocos días, el ansia de realización y belleza? ¿Cuántas veces habré desesperado ante esa imposibilidad? ¿Cuántas veces gemí, en soledad, dentro de un cuarto, ahogué gritos, quise golpearme la cabeza contra la pared, llegué a desear, por ese motivo, la muerte? Y me pregunto: ¿cuántos artistas, o candidatos a serlo, se habrán matado luchando contra sus límites? ¿Y cuántas otras personas de reconocido talento, o incluso de genio, no se mataron por ya no soportar el tormento y la angustia incrustados en sus cerebros?” (pág. 89).
Eso es la ficción: verdades con hechos erróneos.
Me ha encantado esta newsletter, Daniel, quizá porque trata el tema de la escritura, que es algo que me apasiona.
También (como cité en la nota que pusiste) estoy muy de acuerdo con ese aforismo de Taleb, ya que la ficción (la escritura de ficción, en este caso) sí que puede explorar la verdad del mundo, si bien, paradójicamente, lo haga a través de la falsedad de la imaginación. Creo que esa «mentira» sirve para desarrollar un modo de ver el mundo, lo cual nos proporciona experiencia y conocimiento, a veces vicarios, para comprender las cosas un poquito mejor.
Guau. Qué potente, la verdad con hechos erróneos. Me encanta. Me recuerda a algún ensayo de Brian Attebery sobre la fantasía y cómo el género fantástico de hoy en día es el descendiente del mito, y a su vez el mito transmitía una verdad más profunda que la que narran las crónicas y las historias. (Que no olvidemos también que cualquier noticia es una selección de hechos y en esa misma selección hay todo tipo de sesgos. "La historia la cuentan los vencedores", pero también recordar que las historias que contamos determinan el mundo en que vivimos y cimentan el sistema y sus valores y creencias).