🖼️ Una pintura:
Este óleo es probablemente una de las obras más conocidas del Neoclasicismo, el movimiento artístico del siglo XVIII que realzaba la cultura grecolatina. Aquí, el francés Jacques-Louis David nos muestra el momento en que (un atlético) Sócrates, de blanco al centro de la pintura, está a punto de beber cicuta, un veneno mortal, luego de ser condenado por sus ideas filosóficas. Nadie está de acuerdo con el veredicto, como se observa en la expresión del joven que le pasa la copa, o en los hombres que siguen escuchando al filósofo, quien declama hasta el final. Todos se lamentan. Platón, sentado a la izquierda y dando la espalda a su maestro, luce abatido y resignado. Al fondo, ya marchándose, Jantipa, esposa de Sócrates.
🍵 Dos reflexiones:
Los libros de no-ficción (biografías, ensayos, divulgación, etc.) no deben leerse como si fueran mandamientos o manuales. Si son buenos, te invitarán a reflexionar y no a seguir un consejo estricto. Un buen libro no te debe decir qué hacer sino cómo pensar. [Fuente]
A veces nos creemos especiales y pensamos que lo que nos pasa es único en el mundo, que nadie nos entiende. Pero James Baldwin, el escritor negro, pobre y homosexual de Estados Unidos de mediados del siglo XX descubrió lo contrario gracias a la lectura: "Fueron los libros los que me enseñaron que las cosas que me atormentaban eran precisamente las cosas que me conectaban con todas las personas que estaban vivas o que habían estado vivas." [Fuente]
🦉 Un recuerdo del archivo:
“Shoshin” es un término japonés que se traduce como “mente de principiante”. Se refiere a la actitud de estar siempre dispuesto a aprender, sin prejuicios ni suposiciones previas. Una invitación a ser humildes, pues, como decía Epicteto hace dos mil años: "Es imposible que uno aprenda lo que ya cree que sabe."
🤓 En lo que estoy:
La semana pasada terminé de leer “Modernidad líquida” del sociólogo polaco Zygmaunt Bauman, un libro extremadamente vigente aunque fuera publicado hace más de veinte años. Y es que a pesar de no considerar (lógicamente) el boom tecnológico (celulares inteligentes, redes sociales, conexión 24/7, etc.), a mi parecer logra captar la esencia de lo que significa la sociedad postmoderna.
Una de las tesis del libro es que la sociedad actual se caracteriza por la incertidumbre y la fluidez, lo que ha llevado al surgimiento de un individualismo intensificado, en que las personas buscan construir sus identidades y relaciones sin compromisos duraderos ni vínculos estables. Según Bauman, en esta modernidad líquida, las estructuras sociales y políticas tradicionales que solían proporcionar seguridad y estabilidad han perdido su poder e influencia, y en su lugar, las personas se ven obligadas a moverse y adaptarse constantemente:
“En la etapa fluida de la modernidad, la mayoría sedentaria es gobernada por una élite nómade y extraterritorial.”
Y colgándome de lo extraterritorial, y a propósito del concepto de “nómade”, quiero recomendar este artículo que leí el fin de semana sobre los “nómadas digitales” (un concepto desconocido en la época de Bauman): personas que gracias a la tecnología pueden moverse y trabajar donde quieran. El sueño de muchos, ¿no? Un trabajo que permita viajar y vivir en otros países (ojalá baratos pero con buen wifi).
Sin embargo, el artículo habla de cómo estos “nómadas digitales” en realidad afectan la economía local y el costo de vida para los residentes. (La nota se centra en Medellín, Buenos Aires y Ciudad de México.)