Mi año lector comienza en mayo y termina en abril.
Es así porque comencé a registrar mis lecturas durante mi Working Holiday en Canadá, que inicié precisamente en mayo (de 2017). Como fue algo así como un año sabático, lo tomé como un experimento para probar cosas nuevas, entre ellas, el "registro de lecturas" que sigo aplicando hasta hoy.
No se trata solo de anotar qué libros he leído y cuándo (lo que hago en Goodreads), sino de sistematizar de alguna forma apuntes y pensamientos entorno a mis lecturas. No cerrar el libro y dar por terminado el proceso. Por el contrario, hago esto para darle una vuelta más. Para reflexionar y sacar provecho de lo leído.
No me interesa leer por vanidad sino para aprender.
"No he encontrado ningún sustituto para la lectura constante para sumergirme en el flujo de información que eventualmente resulta en ideas." (Thomas Gaynor)
De hecho, esta es la primera vez que comparto mis lecturas de esta forma con alguien más.
Antes sólo leía por entretención, para pasar el rato, pero me ocurría a menudo que olvidaba rápidamente y me costaba decir algo más sobre lo que creía haber aprendido. Eso gatilló mi interés por querer tomar notas y registrar en una sola plataforma los libros leídos (Goodreads) y mis impresiones sobre ellos (Evernote).
Para variar en formato de consumo, utilizo varios dispositivos para leer.
El inmortal libro físico (en papel), que cada vez más relego a la tranquilidad del hogar y para aquellos libros que me interesa tener para rayar, anotar y prestar. También es el formato que prefiero cuando leo autores chilenos, que cuesta encontrar en versiones digitales.
También leo en un Kindle —el más básico, comprado en 2015—, en el que copio libros grandes o seriales que no serían cómodos de acarrear si los tuviera en papel.
El Kindle fue mi principal compañero durante mis viajes en bicicleta. Puedes tener cientos de libros en un dispositivo un poco más grande que un celular, que pesa prácticamente nada, y que al no tener una pantalla luminosa, cuenta con una batería que dura varios días. Es lo más similar a la experiencia de leer un libro físico (bueno, varios).
Y también leo en un iPad, donde privilegio aquellos libros de no ficción en inglés y que tengo en distintos formatos (principalmente ePub y PDF).
Pasarme de un dispositivo a otro ofrece cierta frescura y novedad a la experiencia de leer. También me permite leer varios libros a la vez. (Si lo hacemos con series de Netflix, ¿porqué no con libros?)
"Mientras tenga un libro en la mano, no siento que esté perdiendo el tiempo." (Charlie Munger)
Tanto el Kindle como el iPad me permiten destacar y tomar notas fácilmente, que luego exporto a Evernote, el programa que uso para sistematizar mis ideas. Esto no es posible con el libro físico, donde debo transcribir palabra por palabra mis apuntes o destacados. Lo positivo de este proceso, no obstante, a diferencia del Kindle o iPad, es que la transcripción manual me regala un momento adicional para re-leer los pasajes que más me gustaron y digerir lo que apunté.
Sin más preámbulo, comparto los 48 libros que leí en los doce meses entre mayo de 2020 y abril de 2021, separados en ficción y no-ficción, pero que lógicamente leí alternando ambas categorías y con varios títulos a la vez.
Quizás alguno despierte tu atención y te animes a leerlo.
Ficción: novelas y cuentos
"La lectura es mi escape y mi consuelo, mi estimulante preferido: leer por el puro placer de hacerlo, por la hermosa quietud que te rodea cuando escuchas las palabras de un autor reverberando en tu cabeza." (Paul Auster)
Comencé mi año lector leyendo varios escritores chilenos.
Partí con “Kintsugi” de María José Navia, recomendación de mi hermano Jorge. Es una novela corta pero muy entretenida, sobre una familia disfuncional, con miembros disfuncionales, que a través de sus historias buscan reparar, a veces forzosamente, sus vidas. “La extinción de los coleópteros” de Diego Vargas Gaete, me interesó por su portada, pero nada tenía que ver con historia natural. Combina varias historias —una especialmente espeluznante en un colegio alemán de Temuco— con la premisa de qué pasaría si este grupo de insectos se extinguiera, algo así como un efecto mariposa pero con historias de chilenos y el mundo.
“Allegados” de Ernesto Garratt cuenta la historia de un joven estudiante y su precaria vida con su madre en la Villa Frei de Ñuñoa. “Ecos” de Alex Saldías es un extraño relato que entrelaza a un grupo de jóvenes que forman una comunidad neo-selknam y una interpretación ficticia (que no lo parece tanto) sobre la quema de camiones en La Araucanía. “El hombre con nube propia y otros cuentos” de Danilo Bezama, que le compré al propio autor en una furia del libro en el GAM, reúne varios relatos cortos, algunos biográficos y otros ficticios, que tienen en común su desarrollo en Valparaíso. Actualmente vivo en esta ciudad, por lo que me sirvió para aprender sobre lugares y eventos no tan conocidos de la ciudad puerto.
“Recurso de amparo” de la argentina Betina Keizman, fue una lectura extraña, pesada y desordenada a veces. Trata sobre un fotógrafo a quien le encomiendan la tarea de retratar a las familias de los fallecidos de un confuso incendio, caso que termina por investigar él mismo.
“Poeta chileno” de Alejandro Zambra es quizás uno de los puntos altos de mi año lector. Una novela muy entretenida y rápida de leer. Relata la historia de Gonzalo, un aspirante a poeta (y luego padrastro), y su relación con Carla, con quien comparte una historia desde los quince años y que se extiende forzosamente por varios años más.
“Vóyager” y "Preguntas frecuentes" de Nona Fernández son dos novelas cortas en que la autora cruza un relato principal, la desaparición de personas en Dictadura en "Vóyager" y la experiencia de los confinamientos por la pandemia de COVID en "Preguntas frecuentes", y una idea complementaria que sirve de hilo conductor (la observación de estrellas y las FAQ que encontramos en los sitios web, respectivamente), pero también como distracción a lo potente e intenso del relato principal. Ambas son novelas que luego de leerlas te obligan a pasar un rato pensando.
También terminé la trilogía "Historia de una absolución familiar", un conjunto de tres novelas escritas por el chileno Germán Marín, que había iniciado el año anterior con "Círculo vicioso", y que fue otro gran descubrimiento de mi último año lector. Los volúmenes dos, "Las Cien Águilas", y tres, "La Ola Muerta", relatan la historia familiar de Marín, contada a modo de memoria autobiográfica. Lo novedoso de la trilogía, además del lenguaje que muchas veces me hizo reír por lo gracioso y ocurrente, es que alterna el relato principal, siempre escrito en primera persona, con recortes del diario personal del autor, donde comparte su cotidianeidad en Barcelona (Marín fue exiliado político) en los momentos donde específicamente escribía los pasajes de las novelas. Un "detrás de cámara" gratuito.
"La Guerra de Mahler" de Raúl Sohr, es una novela que compré animado por la curiosidad del título, pues lo asocié al compositor judío-austríaco Gustav Mahler, famoso por sus colosales sinfonías. En realidad, se trata de una historia ficticia —de un sobrino del Mahler famoso y su nueva vida en Valdivia al emigrar de la guerra europea. La novela mezcla las peripecias del sobrino para reinventarse en el sur de Chile, y la investigación del analista político que conocemos sobre la influencia del fascismo alemán en nuestro país.
"Ruido" de Alvaro Bisama es una reinterpretación de la vida y entorno del famoso vidente de Villa Alemana, que en los ochenta aseguraba ser visitado por la Virgen María, cuento que mucha gente se compró.
"Una música futura" de María José Navia es un conjunto de cuentos sobre cómo se mantienen y desarman las relaciones personales actuales. Es un libro rápido y ágil, que pretende ahondar en las batallas internas que los personajes intentan superar. "Bonsái" de Alejandro Zambra es otro libro rápido y corto, que si dispones de una tarde probablemente te lo leas de una pasada. También trata sobre el intento de resolución de un conflicto, amoroso en su caso, y se vale de la analogía del minucioso y delicado cuidado que exige un bonsái, tal como podría requerir una frágil relación romántica.
“Kim Ji-Young, nacida en 1982” de la surcoreana Cho Nam-Joo, es un relato sobre la vida de una (aparentemente común) mujer de 33 años, pero que desnuda todo el machismo y las presiones sociales que sufren las mujeres a diario, muchas veces de manera silenciosa y condescendiente, y que las lleva a vivir distintas formas de depresión. “The Vanishing Half” de Brit Bennett, cuenta la historia de dos hermanas de color que escapan de su modesto pueblo natal en Estados Unidos, y que buscan, cada una a su propio modo, escapar de sus raíces, lo que, como aprenderemos, muchas veces no es posible.
“Irène” de Pierre Lemaitre, fue la única novela negra que leí este último año. Trata sobre un policía de investigación francés que debe resolver los crímenes de un asesino en serie, pero que termina involucrándose en exceso. Es una novela relativamente larga pero que se lee rápida por la sola ansiedad de querer saber lo que ocurre en el siguiente capítulo.
“La invención de Morel” del argentino Adolfo Bioy Casares, es una ingeniosa novela de ciencia ficción, algo así como un "Lost" llevado a libro. Para ser escrito a mediados de los noventa, se anticipa muy bien a los adelantos tecnológicos con que contamos hoy en día, y ofrece una argumentación lógica muy entretenida sobre las motivaciones del personaje principal (que no es Morel, por cierto). “Concierto barroco” de Alejo Carpentier es otro relato fantástico, que relata las vivencias del compositor Antonio Vivaldi para componer la ópera "Moctezuma", lo que nos lleva a viajar por Centroamérica y Europa. Es necesario leer y releer este libro, pues por su amplio vocabulario y ágil y creativa redacción, se hace difícil comprender todo de una sola vez, aunque sea corto.
Finalmente, leí el clásico “La insorportable levedad del ser” de Milan Kundera, un muy entretenido relato sobre la vida amorosa de cuatro personajes que se entrelazan, y que el autor acompaña brillantemente con reflexiones filosóficas y algo de historia de la Guerra Fría en Europa del Este.
No-ficción: divulgación y ensayos
"Hemos estado luchando en este planeta durante diez mil años; sería estúpido y poco ético no aprovechar esas experiencias acumuladas. Si no has leído cientos de libros, eres funcionalmente analfabeto y serás incompetente, porque tus experiencias personales por sí solas no son lo suficientemente amplias para sostenerte." (General Jim Mattis)
Partí la no-ficción con “Cuándo” de Daniel H. Pink, un libro muy estructurado y que reúne datos y consejos prácticos sobre los mejores momentos de la vida para lo que se te ocurra: pedir trabajo, casarse, participar de una entrevista, tener hijos, etc. También comparte aquellos tips más cotidianos: cuándo es el mejor momento para tomar café, para dormir la siesta, para rendir al máximo en un día, etc., todo "avalado" por numerosas investigaciones en psicología y sociología.
“Reader, Come Home” de Maryanne Wolf es una gran investigación y ensayo sobre el proceso de leer, desde una perspectiva tanto científica como cultural. La autora presenta los distintos tópicos a modo de cartas al lector, y parte con explicar qué ocurre en el cerebro cuando leemos, y qué pasa en nuestro desarrollo cuando interrumpimos o alteramos cómo consumimos contenido escrito. Evidentemente, la autora tiene una opinión muy crítica sobre los medios digitales, y sobre cómo la hiperconectividad moderna ha mermado nuestra capacidad de concentrarnos y sacar el mejor provecho de nuestras lecturas, que en el último tiempo se reducen a tweets y posteos en redes sociales, muy lejanos a la profundidad de un buen libro.
Sobre productividad y desarrollo personal leí varios.
“Atomic Habits” de James Clear, a estas alturas un clásico y el libro más vendido en Amazon en 2021, cuya tesis es que la mejor forma de construir hábitos duraderos es pensarlos dentro de la identidad que deseamos y no tanto por los resultados que queremos obtener. “The Motivation Myth” de Jeff Haden, es un ensayo que discute una idea presente en el mismo título: que para avanzar no necesitamos engañarnos con la falsa idea que hay que tener motivación previa. El autor sostiene que es la acción la que nos motiva. Son los resultados los que nos llevan a seguir con los proyectos que emprendemos. Quizás leer algo o conversar con alguien te inspira y lleva a motivarte con cierta actividad (tocar un instrumento, hacer ejercicio, emprender un negocio, etc.), pero no es sino cuando observas tus propios avances (o sea, mediante la acción) lo que hará que perdures en tu empresa personal.
La cita de este blog podría servir de resumen al libro de Haden:
"La disciplina es superior a la motivación. La primera se puede entrenar, la segunda es pasajera. No serás capaz de lograr grandes cosas si solo confías en la motivación."
“Digital Minimalism” de Cal Newport es otro nuevo-clásico de la productividad personal. Newport nos ofrece una nueva forma de enfrentarnos a la vida digital que muchas veces asumimos como intrínseca a la vida moderna. Quizás no es necesario pasar pegado al celular, ni caer en el engaño de creernos informados por seguir todas las noticias de la TV y las redes sociales, porque la verdad eso no ayuda a construir opinión sino sólo a repetir lo último. El libro entrega consejos, y hasta una hoja de ruta con pasos y plazos claros, para avanzar en un minimalismo aplicado a nuestra vida digital. Complementos sobre este tópico fueron las lecturas de “Highly Productive Remote Work” y “Think Straight”, ambos de Darius Foroux. En ellos, Darius comparte su filosofía del "trabajo primero", en el sentido de dar prioridad a aquellas tareas importantes que quieres ejecutar cada día, y sobre cómo podemos implementar algunos principios del pragmatismo de William James a la vida cotidiana.
Uno de los libros más entretenidos que leí fue “Your Money or Your Life” de Vicki Robin y Joe Dominguez, que además sirvió de inspiración para algunos artículos de este boletín. La primera parte del libro es una discusión profunda sobre nuestra relación con el dinero, sobre los principios que subyacen a nuestra forma de obtenerlo, gastarlo y ahorrarlo. Es cierto que el dinero es un tema tabú. No lo hablamos abiertamente con nuestros seres queridos, y esto es lo que pretende abordar y resolver el libro. En la segunda parte los autores nos ofrecen un programa de nueve pasos para repensar nuestra relación con el dinero, desde los clásicos presupuestos mensuales hasta cómo invertir en la bolsa.
Sobre empresas y negocios, leí “Company of One” de Paul Jarvis, un entretenido libro sobre micro-empresas de una o dos personas. El autor nos invita a repensar el típico "modelo de negocios" en que todo crecimiento es bueno, y que a la empresa le va bien cuando tiene más (más recursos, más trabajadores, más proyectos, más productos, etc). Esto no tiene porqué ser así, y el autor nos invita a fijar metas que sean significativas para nosotros, no para el resto ni para el mercado. Un libro muy práctico y que sirve de argumento para algunos pensamientos que varios tenemos, y que de hecho tratamos de aplicar junto a mi socio y amigo en LimnoTec.
“Public Inc” del chileno Tomás Sánchez es de rápida lectura, y si bien creo no entrega ideas nuevas, sí cumple con el objetivo de reunir en un solo texto lo que está pasando actualmente con la relación entre las empresas y sus clientes-consumidores. La tesis es que los antiguos clientes-consumidores (y ahora usuarios y miembros de una comunidad) actualmente valoran otros aspectos distintos al quehacer específico de una empresa, como lo son su compromiso con el cuidado del medioambiente, su relación con los trabajadores, o su vinculación con mejorar la calidad de vida de la comunidad donde se inserta, entre otros. Temas muy abstractos, lamentablemente, para la realidad de la empresa promedio chilena, en que solo importa el crecimiento económico. Quizás sea un libro con foco en las numerosas start-ups, donde sí hay mucho más compromiso con lo social y lo global.
Sobre divulgación científica —tema que va y viene en mis lecturas, y que consumía religiosamente durante mi vida universitaria—, leí “Domesticados” de Alice Roberts, una interesante propuesta de contar la historia de diez especies biológicas que ahora nos parecen imprescindibles en nuestra vida diaria, pero que evidentemente tienen un pasado. La autora nos habla del arroz, del perro, del caballo, de la papa, entre otros.
El libro más fome y banal que leí fue “Born to Drum” de Tony Barrell, un pobre intento de analizar la práctica del baterista: por qué lo hacemos, qué nos caracteriza, qué hace a un buen baterista, etc. Eso por lo aburrido y poco ingenioso, pues en realidad es más opinión que verdadera investigación. Lo entretenido del libro son las abundantes anécdotas sobre bateristas conocidos. Aquí, evidentemente, priman los jazzeros, rockeros y metaleros, quienes más sacan provecho (musicalmente) a este instrumento.
Sobre la doctrina filosófica del Estoicismo leí varios títulos. “The Obstacle is the Way” y “Ego is the Enemy” de Ryan Holiday, quizás el autor actual más joven que escribe sobre esto. Ambos libros circulan entorno a un eje central que el propio título expone, y se vale de personajes conocidos de la historia para ejemplificarlos. Los fundamentales “Meditaciones” de Marco Aurelio, y “Enchiridion” y “Discourses and selected writings” de Epicteto, son pilares centrales del pensamiento estoico, escritos hace más de 1.800 años. En ellos se encuentra la base del Estoicismo, y también son puntos altos de mi último año lector.
“The Almanack of Naval Ravikant” de Eric Jorgenson es una recopilación de mensajes, tweets y entrevistas de Naval Ravikant, un inversor indio que mucho se refiere a felicidad, productividad, finanzas, hábitos, etc. Es un gran libro, una colección de citas célebres, una tras otra. Totalmente recomendado.
En “El Existencialismo es un Humanismo” de Jean-Paul Sartre, el filósofo francés nos entrega en un breve ensayo un resumen de la doctrina existencialista y su respuesta a la potente crítica política que recibió durante la década de los cincuenta.
“Música, sólo música” de Haruki Murakami, es un libro diferente a lo que estila el autor nipón (no es novela). Se trata de una compilación (y transcripción) de conversaciones que sostuvo el escritor con el maestro y amigo Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra. Nos habla así de sus piezas favoritas de música clásica y mucho más. En la misma línea (musical), “Historias de la historia de la ópera” de Roger Alier cumple con el propósito de compartir anécdotas y datos poco conocidos sobre las óperas más conocidas del repertorio mundial. Desde historias sobre compositores, directores de orquesta, cantantes y otros, hasta interesantes notas de prensa de la época en que se presentaban algunas obras, que dan cuenta de cómo avanzamos en la interpretación y crítica de obras que en su momento parecen transgresoras o derechamente malas, y que sólo el paso de los años nos enseñó lo contrario.
Sobre filosofía, además de los títulos sobre Estoicismo, leí “Filosofía para dummies” de Martin Cohen y “La aventura del pensamiento” de Fernando Savater, libros que resumen buena parte del pensamiento occidental, desde Platón hasta Wittgenstein. Me interesa mucho saber más de filosofía, y creí necesario retomar el tema a través de libros introductorios.
“Breve historia de Chile” de Sergio Villalobos es una muy breve historia de nuestro país. Es un libro de bolsillo, literalmente. Muy conciso y que presenta muy resumidamente nuestra historia desde el poblamiento de América hasta el gobierno de Bachelet-2. De todos modos, debo decir que si te interesa un libro resumen sobre la historia de Chile, es mucho mejor la propuesta de Alfredo Sepúlveda. Abarca más períodos y consigue explicar los sucesos más allá de sólo mencionarlos, como lo hace Villalobos, aunque hay que ser justos y comentar que la extensión de ambos libros es muy dispar, por lo que es injusto compararlos. “Big Bang” de Alberto Mayol, me pareció una continuación al libro de Villalobos (los leí seguidos, de hecho), y explica porqué ocurrió el Estallido Social de octubre de 2019. Mayol logró escribir y publicar este libro en tiempo récord, a los pocos meses del estallido, pero en realidad lo que pretende es comentarnos que hace varios años él y su equipo de trabajo venían anticipando la ruptura social que sufrimos.
Terminé mi año lector con los ensayos “Confianza en uno mismo” de Ralph Waldo Emerson, que invita a cuestionar la autoridad y confiar en los procesos reflexivos propios, y con “Walden” de Henry David Thoreau, un hermoso libro donde el autor nos cuenta sobre su estancia en la Laguna Walden, donde vivió por cerca de dos años solo y en estrecho contacto con la naturaleza. Una mirada muy lúcida y extrañamente actual, aun cuando fuera escrito hace 177 años.
Notas:
Al tener una oferta mucho mayor a la de cualquier librería nacional, en este artículo vinculo cada título en español, de preferencia, con Buscalibre, y para los libros en inglés, Amazon. Sin embargo, te recomiendo buscar los títulos en formato digital.
Si interesa conocer mis fuentes, usualmente descargo libros digitales en zLibrary (en inglés) y eBookelo (en español). Ambos sitios me permiten ampliar constantemente mi biblioteca del Kindle y iPad, y tener siempre algo por leer a mano.
Si no los encuentro en internet, entonces acudo a los libros físicos, que compro generalmente en ferias temáticas, el Persa Biobío, ¡y en cualquier momento en que me tope con alguna librería! Si un libro me llama la atención —por lo que sea, usualmente la portada o el autor, sin conocer necesariamente en detalle el contenido de la obra—, simplemente lo compro. No lo dudo.
En ese sentido, comparto el hábito con Naval:
"Siempre gasto dinero en libros. Nunca lo veo como un gasto. Eso es una inversión para mí." (Naval Ravikant)
Espero, en un año más, contarte las lecturas de mi año lector 2021-22.