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abr 6Gustado por Daniel Salas

Fundamental la claridad analítica para analizar estas cuestiones y el énfasis en un lenguaje claro, a poder ser unívoco, y que se atienda a los hechos (o, según tú, a la "creación" de los mismos por una conciencia o sociedad, ¿no?).

Mi enhorabuena por el artículo, de verdad, te has ganado un seguidor. Además, justo el contenido de este artículo es muy afín a mi forma de ver este mismo asunto (esta sí "creación" de mi conciencia).

En efecto, el valor no existe; lo qué existe es una valoración, o en otras palabras más simples: una apetencia o aversión, un verse impelido. No podemos hipostasiar el valor, pues este es una acción que realiza y/o padece un organismo, una propiedad del mismo que requiere sensación y objeto.

Muy importante también la distinción entre nuestras acciones y nuestro discurso. La hipocresía con uno mismo es funesta y devastadora, y resulta evidente la ciclotimia entre lo qué valoramos y lo qué creemos valorar.

Algo que creo importante es realizar una reducción a los componentes más básicos de la valoración. ¿Qué es aquello que en última instancia se valora? ¿Cómo saber si no me engaño a mi mismo y valoro realmente lo qué creo valorar?

A mi parecer, la respuesta se halla implícita en el texto, y voy a ver si logro explicitarla.

Cuando distingues entre objetivo y valoración, das a entender que el valor del objetivo es doble: los efectos de su consecución y los efectos del perseguirlo o valorarlo. Estos últimos son, siempre, una vivencia presente, y los primeros serán diversos. Ahora bien, los efectos de todo objetivo pueden reducirse a su vez a una vivencia presente, ya sea propia o ajena (bueno, los efectos que merecen consideración).

Por ejemplo: los efectos fortalecer tus lumbares radicarán en la ausencia de dolor vivida en un futuro, en una vivencia; pero si te mueres antes, ese valor no se "realizará".

Por esto mismo, creo que se puede inferir que el valor o finalidad última es la vivencia presente. En cada acción debe haber dos niveles o fines: los efectos futuros y la vivencia presente. Pero debido a la naturaleza de las cosas y salvo casos excepcionales, considero que la vivencia presente tiene una posición superior en la jerarquía de valores, pues todo organismo persigue un estado hedónico que se justifica en si mismo.

Claro está: no existe un falso dilema. Uno puede harmonizar y conjugar estos dos aspectos.

Respecto a la "crisis moral" que tú llamas de "su" moral, creo que puede verse a un nivel social más amplio. La moral ha de entenderse a nivel grupal, y por ello, puede existir una crisis moral si entendemos que se están erosionando ciertos mandatos morales que sustentan un equilibro en una sociedad (o a nivel más pequeño, en cualquier institución). Una destrucción del pegamento moral seria daría como resultado la destrucción de una sociedad. No hay que olvidar que los códigos morales cumplen una función múltiple, bien pudiendo estar desfasados, sesgados hacía unos intereses o contrarios a las inclinaciones de ciertos segmentos de la sociedad (cuyas inclinaciones contrarias son posibilitadas por la misma sociedad).

El problema, creo, no es tanto que exista una crisis moral, si no más bien una crisis de aquellas conductas necesarias que se realizan bajo obligación moral.

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Muy interesante tu análisis, de verdad agradezco te tomes el tiempo para profundizar.

Como bien comentas, para mí el valor es una vivencia presente, y se puede expresar en todo momento, independiente si se logra o no algo (lo que sería otra cosa, una meta, y que yo distingo de valor). En tu ejemplo de “fortalecer tus lumbares” el valor es hacerse cargo de la salud, y se manifiesta independientemente si logras o no el objetivo (“fortalecer tus lumbares”).

Un punto que quiero marcar es que, dado que los valores se expresan en el presente, y no dependen del logro o éxito de un proyecto o meta, también se manifiestan en situaciones indeseadas y/o dolorosas. De eso se trata replantear cómo definimos un valor y aterrizarlo a una acción presente. Todos hemos experimentado que luego de un suceso trágico (la muerte de alguien, un accidente o una enfermedad grave), nos replanteamos “lo importante” de la vida, y nos esforzamos por vivir una vida con “más sentido” atendiendo “lo que realmente valoramos”. Por eso mi interés en la columna era plantear la idea de que si bien los objetivos y metas “esconden valores”, la manifestación de ellos (en la forma de acciones concretas en el presente) son independientes de lo que pase con el objetivo o meta: este puede lograrse o no, o también puede ocurrir todo lo contrario (que ocurra algo doloroso). Para mi, éxito o fracaso, salud o enfermedad, placer o dolor, no necesariamente implican “vivir” los valores de un modo distinto, por eso creo que, tal como dices, los valores están en una posición “superior” respecto a cualquier meta, objetivo, proyección.

Sobre tu comentario sobre la moral, totalmente de acuerdo. Ciertamente es algo cultural y contextual, que depende del momento y lugar donde estemos. La moral no es más que la imposición de normas. En esta columna trato algo más de ética y moral, quizás pueda interesarte: https://pequen.substack.com/p/el-dilema-de-eutifron

Muchas gracias por tu tiempo. 🙌

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Muy interesante. Igual habría que considerar que la moral, como la democracia, son diferentes dependiendo la zona geográfica donde uno se encuentre. Supongo que esto es lo que hace interesante la vida, no lo sé, pero sin duda la moral -o falta de está- es esencial para ponernos de acuerdo como coexistir.

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Muchas gracias por leer y comentar. Me gusta el guiño a Dostoivesky de tu perfil.

Sobre lo que indicas, ciertamente creo que muchos (sino todos los) elementos de cómo actuamos y nos desenvolvemos dependen de la cultura, lo que depende del lugar y los tiempos. Pensar colectivamente lo que nos parece aceptable o no es parte de vivir en comunidad. La importancia está, como bien dices, en reconocer la condición de esto, de que no hay nada “escrito en piedra” y que podemos elegir cómo queremos vivir nuestras vidas y en qué enfocamos nuestros esfuerzos. Para unos será la familia, para otros lo espiritual, para otros algo intelectual/creativo, etc., y no hay uno mejor o superior que otro.

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¿Hasta qué punto son los valores intrínsecos a la persona? Por lo que puedo entender del texto, las personas eligen sus valores al re-imaginando sus objetivos. Creo que por eso haces la distinción de SU moral, y no de LA moral.

Hoy en día los pensamientos y las ideas se pueden viralizar fácilmente y también la forma en cómo se transmiten los mensajes pueden ser diferentes a como nuestros padres o abuelos se comunicaban en el pasado. Eso genera disgusto y una sensación de que los valores se han perdido.

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Gracias por leer y comentar, Christopher. Con lo de los objetivos en realidad quería decir otra cosa: cuando nos preguntan por nuestros valores a veces respondemos (sin saberlo) con metas y objetivos, y la idea es poder distinguir unos de otros. Por ejemplo, cuando decimos “Valoro tener una familia”, eso implica algo que puede lograrse (tener una familia), por lo que en realidad es un objetivo más que un valor por el cual se viva. Como yo lo veo, vivir con valores se hace en todo momento, no cuando “pasa algo” en particular.

Sobre tu segundo punto, efectivamente creo que la idea pasa por eso, por cómo expresamos las cosas que queremos. El fondo es el mismo pero las formas van cambiando.

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mar 30Gustado por Daniel Salas

Muy acertada esa apreciación que haces de que hay valores que decimos que tenemos pero no ponemos en práctica, y por tanto, ¿hasta qué punto realmente tenemos esos valores?

Si lo miramos desde la perspectiva de que no tenemos una sola personalidad sino muchas (o partes, como llaman a las personalidades en IFS), es posible que cada parte de nosotros tenga unos valores y que ciertas partes se impongan (estén más presentes en nuestros hábitos) que otras. A lo mejor unas partes dominan nuestra narrativa y por eso decimos que tenemos ciertos valores, y otras partes estén más presentes en la práctica, en el día a día, y por eso hay incoherencia.

Merece la pena interrogarse y observar dentro de nosotros los conflictos internos que nos llevan a decir una cosa y hacer otra, y llegar a algún tipo de acuerdo, que no es fácil!

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Gracias por comentar, Marta. La verdad es que desconozco cómo el tema de los valores es aplicado en IFS. Según entiendo, esto de los valores como acciones concretas y direcciones de vida es algo que intenta refozar la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que es un tipo de terapia cognitivo-comportamental (CBT). Creo que cada enfoque psicoterapéutico tiene sus orientaciones sobre algunos tópicos. Sería interesante saber cómo el IFS interpreta esto de los valores. Por mi parte, pensar que unas partes tienen algunos valores y otras no, o que el “Self” actúa de una forma que otras “partes” criticarían, no me hace mucho sentido. Sólo lo entendería como una forma de querer sentirse mejor con uno mismo. Yo creo que reconocer que somos lo que hacemos nos puede remover más. Me gustaría investigar y pensar más sobre esto, así que agradezco que traigas a discusión esto. Si se animan a escribir algo sobre esto yo feliz de leerlos. ¡Saludos!

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