Me parece súper interesante cuando coges cualquier teoría y te preguntas, ¿qué espacio tiene aquí el otro?. Llevas haciéndome pensar en esto desde que comentaste mi segunda entrada. Gracias por amplificar miras Daniel, creo que contribuyes a que mejoremos la forma de pensar.
Mis mayores influencias éticas, las cuales considero muy similares, son el epicureísmo y ciertas ramas del budismo. Estoy de acuerdo en su marcado corte individualista (por ello el budismo ha podido vivir en sociedades indias o chinas, por su recelo de la política), pero creo que no se reducen tan sólo a la vida de uno mismo.
Yo aplico el coste-beneficio utilitario de tipo hedónico a mis acciones con el resto. Creo que si somos sinceros, si nos preguntamos porqué ayudar a otros, la finalidad última que nuestras acciones propiciarán coincide con una disminución del dolor ajeno y una maximización del placer positivo (es decir, sin el dolor propio del placer con deseo). Es cierto que existe una negativa a reconocer esto, porqué fácilmente, como dices, uno puede olvidarse del resto. Parece que todas las éticas que buscan su base en la objetividad y en las ciencias (como debe ser, a mi parecer) se niegan a dar el salto y reconocer que el Bien es un estado subjetivo que se realiza en el instante presente en que acontecen las vivencias o sensaciones.
Se dice que racionalmente no debemos fumar porqué nos hace mal, pero ahí se supedita el bien a la realización de una vivencia futura. Se dice que debemos cuidar el cuerpo, equiparando el bien subjetivo a un correcto funcionamiento fisiológico. Esto se dice según una pretendida racionalidad, objetiva y científica, explicitando que necesitamos unos mínimos para poder gozar de vivir, cosa cierta. Lo mismo vale, aunque esto se critica más y está asumido, para el éxito social. Se dice que es bueno tener una mansión, amistades y reconocimiento.
La razón que encuentro por la cuál se critica el hedonismo de verdad es muy sencilla: el hedonismo verdaderamente asumido puede llevar a la muerte del individuo y a la de la sociedad, puede llevar a reconocer que vivir no es un bien. Si asumimos que sólo las vivencias y sus valencias justifican vivir, queda claro que muchas vidas no merecen la pena de ser vividas. Lo mismo vale para la continuación de una sociedad: no procrear lleva a la disolución de la misma.
Por estas razones, muchos temen al hedonismo de verdad por su proximidad al pesimismo filosófico y al antinatalismo (a diferencia del pesimismo, el hedonismo de verdad no se basa en un "a priori" universal y absoluto). El verdadero hedonismo es, a mi modo de ver, la única ética objetiva y científica, pues se centra en las sensaciones de los organismos. Las sensaciones no son acumulables, no son cosas. Por eso, es una falacia pensar que una vida larga es mejor que una vida corta. El bien o el mal no están en la duración de la vida, tampoco en la reconstrucción narrativa y biográfica que hacemos de ella. Están en cada sensación que experimentamos, y a lo sumo, en que la concatenación de estas (por eso hay que pensar a largo plazo) sea lo menos dolorosa y la más positiva. Se puede argumentar que evitar el dolor lleva a más dolor, pero eso no ataca el núcleo del argumento, sólo ataca una mala forma de llevarlo a la práctica que sí es criticable.
Un ejemplo: solemos preguntar a la gente cual fue el mejor momento de su vida. Esto es falaz, pues lo que solemos responder es un corte arbitrario en una reconstrucción biográfica, en la que seguramente hubo mucho dolor. Una respuesta típica podría ser: el día de mi boda (estoy estereotipando adrede). En tal respuesta, se ignora que estábamos muy nerviosos, fatigados por la preparación y saturados de saludar a la gente. Nadie respondería que el mejor momento de su vida fue la sensación de la tarde de ayer, cuando estaba digiriendo gustosamente un plato de lentejas. Probablemente, la segunda sería más objetiva y real, ya que atendería a una sensación concreta y no a una reconstrucción.
Estamos hechos para perdurar como individuos y sociedad, por eso no creo que se defienda jamás un hedonismo puro por muchos filósofos dedicados a la ética. Si se defendiese podríamos formular la siguiente pregunta: ¿por qué no maximizar al máximo la calidad de vida de los actuales humanos vivos y no procrear a la siguiente generación? No se produciría ningún mal, puesto que sólo en la existencia hay mal. La simple pregunta levanta ampollas, tanto a éticas religiosas como laicas, deontológicas como utilitarias.
Socialmente, jamás se aceptará. Individualmente, es viable y útil hacerlo, a mi modo de ver. Nadie pidió nacer, y el deber que tenemos con los otros radica en no causar daño y tratar de propiciar bien.
Calda, tus comentarios siempre me exigen tomarme un tiempo para pensar, darle vueltas al asunto, y volver con algo. Gracias por tomarte el tiempo en compartir tus ideas. Me hace sentido lo que comentas. Creo, sin embargo, que la ética hedonista podría beneficiarse de una reflexión más profunda sobre cómo abordar el dolor sin caer en el nihilismo. En cuanto a influencias éticas, mi número uno sigue siendo el Existencialismo, y últimamente, algo de fenomenología (Bergson y Merleau-Ponty). Lo utilitario me parece muy superficial.
A mi me fue útil la responsabilización que motiva el existencialismo. Creo que puede ligarse con el hedonismo e incluso con el estoicismo: afronta tu situación adaptándote a ella o toma la salida. No he leído a ningún fenomenólogo de esa escuela, pero si comparto la importancia de las vivencias por mis raíces budistas.
No veo nihilismo acerca del dolor. Lo entiendo como malo, pero puede concebirse un peaje útil para un bien propio o ajeno. No se niega su utilidad, su necesidad o su inevitabilidad, sólo se lo concibe aislado como si fuera malo, como algo a evitar si es posible. El utilitarismo, o el consecuencialismo, está, a mi modo de ver, en toda ética. ¿Por qué ser virtuoso? Por los efectos que trae en uno y en los demás. ¿Por qué abrazar nuestra circunstancia y construir desde ella? Por lo mismo. ¿Por qué centrarse en la vivencia presente, en la duración sentida y no en una construcción conceptual de identidad o tiempo "objetivo"? Por lo mismo, creo yo.
Toda ética debe basarse en los efectos de nuestras acciones, y el valor que pueda tener la intención es válido pensándolo como efecto, pues un acto con efectos malos pero bienintencionado tenderá a producir un aprendizaje y un acierto en el futuro (otro efecto).
Gracias por las acotaciones, Calda. Probablemente mi tema central con el epicureísmo es esa forma de evaluar los actos como morales o no (que producen placer o dolor) a priori lo que, como bien dices tú, quizás lo convierte en la corriente más independiente e individualista de todas. Pero mi tema no es ese individualismo sino la cavilación permanente por la decisión de los actos, por saber si reportarán los beneficios que (creemos) esconden; a eso me refiero con lo utilitarista. O bien me imagino una vida tensa y conflicita por esas decisiones, o bien tranquila pero evasora de todo conflicto y riesgo.
No está de más decir, en todo caso, que a pesar que nadie se refiera a ella por su nombre, yo creo que el epicureísmo es una filosofía muy arraigada en la sociedad actual, al menos en la interpretación más vacía de la autoayuda y el desarrollo personal: vive el momento, aprovecha la vida, aborrece la política, etc.
Me parece súper interesante cuando coges cualquier teoría y te preguntas, ¿qué espacio tiene aquí el otro?. Llevas haciéndome pensar en esto desde que comentaste mi segunda entrada. Gracias por amplificar miras Daniel, creo que contribuyes a que mejoremos la forma de pensar.
Gracias por el piropo, Claudia. 💚
Mis mayores influencias éticas, las cuales considero muy similares, son el epicureísmo y ciertas ramas del budismo. Estoy de acuerdo en su marcado corte individualista (por ello el budismo ha podido vivir en sociedades indias o chinas, por su recelo de la política), pero creo que no se reducen tan sólo a la vida de uno mismo.
Yo aplico el coste-beneficio utilitario de tipo hedónico a mis acciones con el resto. Creo que si somos sinceros, si nos preguntamos porqué ayudar a otros, la finalidad última que nuestras acciones propiciarán coincide con una disminución del dolor ajeno y una maximización del placer positivo (es decir, sin el dolor propio del placer con deseo). Es cierto que existe una negativa a reconocer esto, porqué fácilmente, como dices, uno puede olvidarse del resto. Parece que todas las éticas que buscan su base en la objetividad y en las ciencias (como debe ser, a mi parecer) se niegan a dar el salto y reconocer que el Bien es un estado subjetivo que se realiza en el instante presente en que acontecen las vivencias o sensaciones.
Se dice que racionalmente no debemos fumar porqué nos hace mal, pero ahí se supedita el bien a la realización de una vivencia futura. Se dice que debemos cuidar el cuerpo, equiparando el bien subjetivo a un correcto funcionamiento fisiológico. Esto se dice según una pretendida racionalidad, objetiva y científica, explicitando que necesitamos unos mínimos para poder gozar de vivir, cosa cierta. Lo mismo vale, aunque esto se critica más y está asumido, para el éxito social. Se dice que es bueno tener una mansión, amistades y reconocimiento.
La razón que encuentro por la cuál se critica el hedonismo de verdad es muy sencilla: el hedonismo verdaderamente asumido puede llevar a la muerte del individuo y a la de la sociedad, puede llevar a reconocer que vivir no es un bien. Si asumimos que sólo las vivencias y sus valencias justifican vivir, queda claro que muchas vidas no merecen la pena de ser vividas. Lo mismo vale para la continuación de una sociedad: no procrear lleva a la disolución de la misma.
Por estas razones, muchos temen al hedonismo de verdad por su proximidad al pesimismo filosófico y al antinatalismo (a diferencia del pesimismo, el hedonismo de verdad no se basa en un "a priori" universal y absoluto). El verdadero hedonismo es, a mi modo de ver, la única ética objetiva y científica, pues se centra en las sensaciones de los organismos. Las sensaciones no son acumulables, no son cosas. Por eso, es una falacia pensar que una vida larga es mejor que una vida corta. El bien o el mal no están en la duración de la vida, tampoco en la reconstrucción narrativa y biográfica que hacemos de ella. Están en cada sensación que experimentamos, y a lo sumo, en que la concatenación de estas (por eso hay que pensar a largo plazo) sea lo menos dolorosa y la más positiva. Se puede argumentar que evitar el dolor lleva a más dolor, pero eso no ataca el núcleo del argumento, sólo ataca una mala forma de llevarlo a la práctica que sí es criticable.
Un ejemplo: solemos preguntar a la gente cual fue el mejor momento de su vida. Esto es falaz, pues lo que solemos responder es un corte arbitrario en una reconstrucción biográfica, en la que seguramente hubo mucho dolor. Una respuesta típica podría ser: el día de mi boda (estoy estereotipando adrede). En tal respuesta, se ignora que estábamos muy nerviosos, fatigados por la preparación y saturados de saludar a la gente. Nadie respondería que el mejor momento de su vida fue la sensación de la tarde de ayer, cuando estaba digiriendo gustosamente un plato de lentejas. Probablemente, la segunda sería más objetiva y real, ya que atendería a una sensación concreta y no a una reconstrucción.
Estamos hechos para perdurar como individuos y sociedad, por eso no creo que se defienda jamás un hedonismo puro por muchos filósofos dedicados a la ética. Si se defendiese podríamos formular la siguiente pregunta: ¿por qué no maximizar al máximo la calidad de vida de los actuales humanos vivos y no procrear a la siguiente generación? No se produciría ningún mal, puesto que sólo en la existencia hay mal. La simple pregunta levanta ampollas, tanto a éticas religiosas como laicas, deontológicas como utilitarias.
Socialmente, jamás se aceptará. Individualmente, es viable y útil hacerlo, a mi modo de ver. Nadie pidió nacer, y el deber que tenemos con los otros radica en no causar daño y tratar de propiciar bien.
Calda, tus comentarios siempre me exigen tomarme un tiempo para pensar, darle vueltas al asunto, y volver con algo. Gracias por tomarte el tiempo en compartir tus ideas. Me hace sentido lo que comentas. Creo, sin embargo, que la ética hedonista podría beneficiarse de una reflexión más profunda sobre cómo abordar el dolor sin caer en el nihilismo. En cuanto a influencias éticas, mi número uno sigue siendo el Existencialismo, y últimamente, algo de fenomenología (Bergson y Merleau-Ponty). Lo utilitario me parece muy superficial.
A mi me fue útil la responsabilización que motiva el existencialismo. Creo que puede ligarse con el hedonismo e incluso con el estoicismo: afronta tu situación adaptándote a ella o toma la salida. No he leído a ningún fenomenólogo de esa escuela, pero si comparto la importancia de las vivencias por mis raíces budistas.
No veo nihilismo acerca del dolor. Lo entiendo como malo, pero puede concebirse un peaje útil para un bien propio o ajeno. No se niega su utilidad, su necesidad o su inevitabilidad, sólo se lo concibe aislado como si fuera malo, como algo a evitar si es posible. El utilitarismo, o el consecuencialismo, está, a mi modo de ver, en toda ética. ¿Por qué ser virtuoso? Por los efectos que trae en uno y en los demás. ¿Por qué abrazar nuestra circunstancia y construir desde ella? Por lo mismo. ¿Por qué centrarse en la vivencia presente, en la duración sentida y no en una construcción conceptual de identidad o tiempo "objetivo"? Por lo mismo, creo yo.
Toda ética debe basarse en los efectos de nuestras acciones, y el valor que pueda tener la intención es válido pensándolo como efecto, pues un acto con efectos malos pero bienintencionado tenderá a producir un aprendizaje y un acierto en el futuro (otro efecto).
Gracias por las acotaciones, Calda. Probablemente mi tema central con el epicureísmo es esa forma de evaluar los actos como morales o no (que producen placer o dolor) a priori lo que, como bien dices tú, quizás lo convierte en la corriente más independiente e individualista de todas. Pero mi tema no es ese individualismo sino la cavilación permanente por la decisión de los actos, por saber si reportarán los beneficios que (creemos) esconden; a eso me refiero con lo utilitarista. O bien me imagino una vida tensa y conflicita por esas decisiones, o bien tranquila pero evasora de todo conflicto y riesgo.
No está de más decir, en todo caso, que a pesar que nadie se refiera a ella por su nombre, yo creo que el epicureísmo es una filosofía muy arraigada en la sociedad actual, al menos en la interpretación más vacía de la autoayuda y el desarrollo personal: vive el momento, aprovecha la vida, aborrece la política, etc.