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Me hubiera gustado que profundizaras más en la esfera religiosa.

Alejando un poco la idea cristiana de Kierkegaard, creo que el pecado es equivalente a esa culpa o remordimiento que uno tiene cuando actúa contra su moral o, algunos casos, cuando se actúa con poca ética. Por eso los pecados capitales o los mandamientos, enlistan una serie de acciones que, vistos desde otra perspectiva, crean un cargo de conciencia, equivalente a ser desterrado al infierno.

La fé en este caso es tener la convicción de que tus buenas acciones, regidas bajo la ética y tu moral, te van a llevar a un buen lugar, es decir, el equivalente a ser admitido al cielo.

Sin decir mucho más lo podría resumir como: obra bien y te irá bien en la vida.

En cuando a la esfera estética, lo puede ver uno muy bien representado con las redes sociales y esta cultura de inmediatez. Todo al alcance de un click, desde comida hasta relaciones íntimas.

En cuanto a la esfera ética, bueno, es verdad que dar ese paso genera mucha angustia, pero coincido en que siempre viene originado de un deseo de cambiar; de hacer un compromiso con uno mismo.

Como siempre, mucho que reflexionar y comentar, Daniel.

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