Triunfo de Flora
Quién paga, sentido de justicia y el giro copernicano kantiano.
🖼️ Una pintura:
“Triunfo de Flora” es una pintura atribuida al círculo de Antoine-François Callet, reconocido artista del Neoclasicismo francés del siglo XVIII, aunque el año de composición es incierto.
La pintura nos muestra a la diosa romana Flora, diosa de las flores y la primavera, acompañada de un séquito de ninfas, jóvenes y cupidos —y algunos putti en el fondo—, que llevan flores en sus manos o en cestas. Es una alegoría del triunfo de la naturaleza sobre la oscuridad invernal.
Esta pintura era parte de la colección personal del rey Luis XVI, último monarca antes de la Revolución Francesa, guillotinado en enero de 1793.
Hoy es propiedad del Louvre de París. 🇫🇷
🍵 Dos reflexiones:
Cuando nos informamos hay una pregunta que vale la pena hacerse siempre: ¿Quién escribió (y pagó) la noticia que estoy leyendo? Como biólogo me enseñaron a evaluar artículos científicos revisando si hay declaraciones de conflicto de interés, si hubo financiamiento privado, si los datos respaldan las afirmaciones que se presentan, etc. Sin embargo, ese rigor no lo aplicamos a las noticias que consumimos, siendo que existen las mismas interrogantes. [Fuente]
La aleatoriedad del universo es ciega a cualquier sentido de justicia. Los accidentes ocurren, las enfermedades atacan y la mala suerte acaece. Ocurren cosas malas a las buenas personas y cosas buenas a las personas malas. No debemos engañarnos creyendo que el mundo es justo y retribuye según merecimientos. [Fuente]
🦉 Un recuerdo del archivo:
El sistema filosófico de Kant constituye un giro copernicano, pues permitió darnos cuenta que los objetos no son realidades independientes de nosotros. La percepción de un objeto no es una recepción pasiva, sino una actividad, pues depende de condiciones a priori. O sea, según Kant no podemos conocer nunca el mundo real.
Sigue leyendo → El peor de los mundos posibles
🪴 Algo más:
Cuando se le pidió consejo sobre cómo convertirse en un mejor escritor, C.S. Lewis (autor de Las crónicas de Narnia) respondió con la siguiente lista:
Apaga la radio.
Lee todos los buenos libros que puedas y evita la mayoría de las revistas.
Escribe (y lee) siempre con el oído, no con la vista. Deberías escuchar cada frase que escribes como si se estuviera leyendo en voz alta o hablando. Si no suena bien, inténtalo de nuevo.
Escribe sobre lo que realmente te interesa, ya sean cosas reales o imaginarias, y nada más.
Esfuérzate por ser claro. Recuerda que, aunque empieces sabiendo lo que quieres decir, el lector no lo sabe, y una sola palabra mal elegida puede llevarle a un malentendido.
Cuando abandones un trabajo, no lo tires (a menos que sea irremediablemente malo). Guárdalo en un cajón. Puede ser útil más tarde. Gran parte de mi mejor trabajo, o lo que creo es mi mejor trabajo, es la reescritura de cosas que empecé años antes.
No utilices una máquina de escribir. El ruido destruirá tu sentido del ritmo, que aún necesita años de entrenamiento.
Asegúrate de conocer el significado de cada palabra que utilizas.
Excelentes consejos.
El de “apagar la radio”, por cierto, es más difícil hoy en día, pues la radio de antes es el teléfono, el televisor o el computador de hoy, cada vez más difíciles de ignorar. Sin embargo, Lewis apunta a algo clave: muchas actividades intelectuales requieren silencio. O más que eso, necesitan que sepamos apreciar la tranquilidad —y el aburrimiento— que surgen cuando no hay distracciones.
El otro consejo que me gusta es el sexto, sobre no desechar trabajos incompletos o que nos disgustan hoy. A veces basta guardar (y no botar) y dejar que tu yo-del-futuro juzgue.
El consejo imposible de aplicar para mí, no obstante, es el número 7, pues suele pasarme lo contrario: el repiqueteo del teclado tiene un efecto magnético. Escribir a mano se me hace cada día más difícil.
Me da curiosidad que dices que cada vez es más difícil escribir a mano. Haciendo introspección me he dado cuenta de que escribo a mano para reflexionar. Por lo general una página en mi diario.
Creo que para proyectos más grandes hace sentido escribir digital, porque avanzas más rápido y te cansas menos. Sin embargo, creo que hay algo en la escritura a mano que no puedes ejemplificar escribiendo en teclado.
Yo lo llamo "Vomitar en la hoja" donde mis pensamientos se quedan en la hoja en forma de palabras y ya no los llevo conmigo en mi cabeza.
Me ha gustado el post, Daniel. Con respecto a los consejos de escritura de C.S. Lewis, me quedo con el tercero. Tendemos a pensar que la lectura, al realizarse en silencio, no tiene sonoridad, pero eso no es cierto. Lo que leemos resuena en nuestro interior, y la diferencia entre algo sonoramente bonito y algo que no lo es puede determinar que se continúe o se deje la lectura. La belleza también está algo aparentemente inútil como "cómo suena" una frase en el silencio de la lectura.