🖼️ Una pintura:
Orfeo fue uno de los grandes músicos de la Antigua Grecia.
La leyenda cuenta que cuando tocaba la lira, su música, junto con serenar el alma de quienes la oían, era capaz de calmar a bestias salvajes e incluso podía mover árboles y rocas, además de detener el curso de los ríos. Todo un crack.
Así enamoró a la bella Eurídice, a la cual perdió dos veces: primero tras la fatal mordedura de una serpiente, y luego en su intento de resucitarla desde el Inframundo, al desobecer la única indicación de Hades de no mirar hacia atrás durante su escape.
Se dice que Orfeo, destrozado y devastado por esta pérdida definitiva, se retiró a las montañas en búsqueda de soledad. Evitó todo contacto amoroso, rechazando a numerosas mujeres y ninfas. En una oportunidad fue visto por las bacantes —las mujeres que adoraban al dios Baco—, quienes al verse despreciadas por Orfeo, lo apresaron, apedrearon, mataron y despedazaron. Esparcieron sus miembros y pertenencias al río Hebro (hoy, río Maritsa).
La leyenda cuenta que la cabeza y la lira siguieron cantando, esta vez la música más triste que puedas imaginar. Por eso la pintura que comparto hoy, de John William Waterhouse, representante del Neoclasicismo victoriano, es oscura y lúgubre.
🍵 Dos reflexiones:
Según Mark Manson, el miedo que sientes es proporcional al desafío que tienes enfrente. Cuanto más te asusta algo, más necesario es para tu crecimiento. Comparte una cita del actor Will Smith: “Las mejores cosas de la vida se encuentran al otro lado del miedo.” [Fuente]
Una distinción que conviene tener presente: la nostalgia es el recuerdo positivo de lo pasado unido a una sensación negativa sobre la diferencia entre ese pasado y el presente. La melancolía, por el contrario, no siempre es retrospectiva, pues también aparece cuando reflexionas sobre la mortalidad, el olvido, etc. O sea que la melancolía contiene una actitud de aceptación del presente, a diferencia de la nostalgia, que lo desprecia. [Fuente]
🦉 Un recuerdo del archivo:
Para Ralph Waldo Emerson, la confianza y seguridad en uno mismo no se consigue impresionando a otras personas. En cambio, parte de la constatación de que cada persona es suficiente. De que las comparaciones, los celos y la competencia son contrarias a la confianza. Y aunque la posición de Emerson nos pueda parecer individualista y egoísta, su concepto del verdadero valor propio no lo es, porque no es algo con lo que sea posible compararse. No es algo con lo que se pueda impresionar a otros. El valor que nos tenemos, en cambio, se expresa en la intimidad, en la soledad de lo cotidiano.
Sigue leyendo → ¿A quién queremos impresionar?
🪴 Algo más:
A veces pensamos que el entorno perfecto, la herramienta adecuada, el horario preciso, es lo que necesitamos para marcar la diferencia en lo que hacemos.
Yo mismo, como buen nerd que soy, sigo cuentas que comparten el escritorio soñado (por ej. Maker Stations y Workspaces). ¡Ah, sin tan solo tuviera ese teclado! ¡Esa silla! ¡Esa vista desde la ventana!
Pero cualquiera que haya leído una memoria de guerra sabrá que eso está lejos de ser cierto.
Leyendo “La Araucana” o “Un veterano de tres guerras”, por ejemplo, caí en cuenta que sus autores avanzaron en sus obras estando en plena batalla. Estando heridos, hambrientos o con frío, alumbrados por una débil vela, igualmente se dieron el tiempo para escribir.
Así que te aseguro que no necesitas el espresso perfecto ni los audífonos con cancelación de ruido.
Lo mismo pasa con el tiempo que dedicamos a nuestras empresas creativas, fuera de nuestro empleo cotidiano.
En “Apiádense del lector”, Suzanne McConnell cuenta que cuando comenzó a ganar un poco más de dinero con sus escritos, Kurt Vonnegut renunció a su trabajo en General Electric para dedicarse 100% a la escritura.
Sin embargo, descubrió que:
“(…) tener todo el tiempo del mundo no cambió su relación con la escritura tanto como había pensado. Es maravilloso disponer de tiempo de sobra para dejarse guiar por los ritmos propios, para liberarse de esa sensación de que la escritura vive apretujada entre necesidades. El regalo del tiempo no es ningún chiste. Importa. Pero el uso y la calidad de ese tiempo importan más.”
Kurt se dió cuenta que, a veces:
“La presión de ese apretujamiento puede hacer que el tiempo de escritura se vuelva más sagrado y productivo.”
Me encantó! Todo. Las tres secciones.
Me gusta que compartas mitología Griega, ya que es un campo prácticamente desconocido para mí. Leer tus escritos me sumerge en cuentos e historias de arquetipos que me parecen muy interesantes.
Respecto a lo de esperar a tener ese 'mundo perfecto' para dedicarnos a nuestros proyectos creativos...pues estoy totalmente de acuerdo contigo y con Kurt Vonnegut. Mejor hecho antes que perfecto. Si algo nos mueve, hay que ir a por ello. Hay que empezar con lo que tenemos en el momento presente, el resto, sólo son excusas.
Nostalgia vs. melancolía: gracias por el aporte y esta diferenciación. Me hace sentido.
Y por último, respecto al miedo...presento cierta discrepancia. Hay miedos que, efectivamente, son disfuncionales; nos paralizan, separándonos más y más de aquello que deseamos. Pero...¿podrían también existir miedos funcionales? ¿esos que simplemente están ahí para ser tenidos en cuenta y escuchados? Quizá sólo buscan advertirnos de que todavía no es el momento de algo...jejeje pensamiento al aire, ahí lo dejo😉
Un abrazo!
Uffff, no imaginas cómo necesita leer esto. 🥹❤️🩹