Ilusiones perdidas
El Principio de Shirky, usando el poder e indicadores productivos.
🖼️ Una pintura
“Ilusiones perdidas” es una pintura del artista suizo Charles Gleyre terminada en 1867, perteneciente al movimiento del Romanticismo, que representa una visión que experimentó el artista una tarde de 1835 mientras descansaba a orillas del río Nilo cerca de Abidos, Egipto.
Gleyre imaginó un poeta viejo —sentado a la derecha de la pintura—, mirando pensativamente una misteriosa embarcación que se lleva sus sueños e ilusiones de juventud, personificadas por hermosas doncellas tocando instrumentos musicales y un cupido esparciendo flores.
¿Qué tipo de ilusiones podrían desaparecer en la madurez de un artista? Se me ocurren, por ejemplo, el deseo de perfección, originalidad y reconocimiento.
🍵 Dos reflexiones:
El Principio de Shirky dice que las instituciones tratan de mantener el problema del cual son la solución, como pasa con las farmacéuticas o empresas de seguridad. No les sirve que el problema se resuelva porque entonces su negocio se acaba. [Fuente]
Para el filósofo británico Bertrand Russell, no se debe usar el poder para suprimir opiniones que pudieras encontrar perniciosas o contrarias, porque son las opiniones las que pueden volver irrelevante a las personas. [Fuente]
🦉 Un recuerdo del archivo:
Como comenta Cal Newport, el “gusto por el ajetreo”, o el deseo de estar siempre ocupados, se origina por la ausencia de indicadores claros de lo que significa ser productivo. Si no sabes lo que se espera de tu trabajo, optas por un “indicador industrial” de productividad: hacer muchas cosas, en mucho tiempo, de manera visible.
🤓 En lo que estoy:
Por pura casualidad, este fin de semana estuve leyendo acerca de la situación política que vive Níger, un pequeño país africano (pero con 25 millones de habitantes) que desde fines de julio está en crisis debido a un golpe militar que derrocó al gobierno del actual presidente, Mohamed Bazoum, quien asumiera el cargo en abril de 2021.
Algunos datos sobre Níger son tristísimos: según la ONU es el tercer país más pobre del mundo, con cerca del 80% de la población viviendo en lugares alejados de las ciudades donde no se usa dinero. Sólo el 35% de la población sabe leer y escribir, y el 65% de los niños no va al colegio. Más del 25% de las mujeres se casan antes de los 15 años de edad, y un 75% antes de los 18. La mujer promedio tiene siete hijos.
Frente a la acción golpista, los países vecinos han amenazado con entrar en guerra, y la Comunidad Económica de los Estados África Occidental (CEDEAO) había emitido un ultimátum a la junta militar para restaurar el gobierno civil o enfrentarse a una posible intervención, lo que hasta ahora no ha ocurrido.
En Chile, curiosamente, por estos días se discute un documento entre los partidos políticos que busca establecer un “mínimo civilizatorio” respecto a nuestro propio golpe de 1973. Garantizar que ante escenarios políticos complejos nunca se llegue a un nuevo alzamiento violento y totalitario.
La derecha, como era esperable, se restó de la iniciativa.