Es muy probable que este fin de semana encuentres, busques o recibas artículos y contenidos varios sobre cómo planificar el próximo año.
Objetivos, metas, resoluciones, propósitos.
Y es que al cerrar el año nos llenamos de entusiasmo y solemos plantearnos ambiciosas metas para el año entrante: hacer más ejercicio, leer más libros, aprender un idioma, encontrar un mejor trabajo. Etcétera.
No obstante, en la euforia por trazar metas y objetivos, creo que a veces olvidamos reflexionar sobre dos cuestiones importantes: ¿estamos destinando nuestros esfuerzos en lo que realmente queremos? ¿Buscamos cambiar por las razones adecuadas?
En el siglo III a.C. el rey Pirro de Epiro, una región de la Antigua Grecia, lideró una serie de campañas militares contra los romanos.
Una de las batallas, cerca de la ciudad de Heraclea, fue particularmente brutal. El rey Pirro ganó, pero a un costo excepcionalmente alto: perdió centenares de soldados, incluido su general principal, y significó la ruina económica de su reino.
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En general, el legado del rey Pirro es el siguiente: aunque ganó muchas batallas y expandió el reino, tuvo grandes pérdidas humanas y de recursos.
Su vida es ejemplo de lo que hoy se conoce como "victorias pírricas": triunfos obtenidos a un costo tan alto que el vencedor en realidad siente como derrotas.
Victorias que terminan dañando al vencedor.
Batallas ganadas pero la guerra perdida.
Las victorias pírricas son, pues, lo que todos debemos evitar en la vida.
Volvamos a las resoluciones de Año Nuevo.
A veces nos planteamos metas ambiciosas pero perdemos de vista el costo real de alcanzarlas.
Nos imponemos nuestras propias victorias pírricas.
El rey Pirro trazaba ambiciosos planes de conquista sin detenerse a considerar el verdadero propósito tras sus campañas.
Si bien nosotros (espero) no estamos abocados en ganar ninguna batalla militar, sí vivimos en una cultura obsesionada con la productividad y el éxito material, lo que podría considerarse una lucha.
Nos medimos constantemente contra estándares de rendimiento y estátus, y en la carrera frenética por "llegar a la cima", quizás no reflexionamos sobre lo que verdaderamente (nos) importa. Simplemente cumplimos lo que el resto exige o espera de nosotros.
¿No es precisamente eso lo que hacía Pirro?
Por eso hoy te quiero proponer un ejercicio diferente: en vez de plantear objetivos y metas para el próximo año, define tus anti-metas.
Las anti-metas son las cosas que NO queremos que sucedan en el camino para lograr los objetivos que nos planteamos.
El propósito es evitar victorias pírricas.
Si tus metas u objetivos son el destino, las anti-metas son las cosas que no quieres sacrificar en el camino.
“Todo lo que quiero saber es dónde voy a morir, para nunca ir allí.” —Charlie Munger.
En sencillo, definir las anti-metas consiste en enumerar las cosas que NO quieres lograr o experimentar.
Por ejemplo, un objetivo para mi puede ser sumar X suscriptores a Pequén dentro del próximo año. La anti-meta es no "venderse" con contenido de baja calidad o aplicar "trucos" de crecimiento artificial.
Si otro objetivo es lanzar o consolidar un negocio propio, la anti-meta será asegurarse de tener tiempo para ti y tu familia durante el proceso y no esclavizarte ante tu propia creación.
O quizás te plantees leer más libros el próximo año. La anti-meta será no convertir la lectura en una tarea estresante o establecer cuotas de lectura poco realistas que dificulten el disfrute.
Se entiende la idea.
Además, un beneficio que reportan las anti-metas, a diferencia de los objetivos y resoluciones tradicionales, es que dependen exclusivamente de ti.
Yo no controlo el número de nuevos suscriptores a mi newsletter, pero sí la calidad de los artículos (o eso espero).
Tampoco puedo asegurar cuántos libros leeré el próximo año, pero sí que será una prioridad y que dedicaré tiempo para disfrutar cada lectura.
Esto es posible porque las anti-metas no están basadas en los objetivos sino en los procesos que conducen a ellos.
Por eso, y a diferencia de las resoluciones o propósitos, las anti-metas las puedes cumplir desde el día uno.
Los objetivos no. Estos sólo se satisfacen una vez alcanzados (o sea, felicidad aplazada).
Pirro tenía un fiel consejero, Cineas, quien fue el único que hizo reflexionar al rey.
Como inicia Simone de Beauvoir su ensayo "¿Para qué la acción?":
Plutarco cuenta que un día Pirro, rey de Epiro, hacía proyectos de conquista: “Primero vamos a someter a Grecia”, decía. “¿Y después?”, le pregunta su consejero Cineas. “Ganaremos África”. “¿Y después de África?” “Pasaremos al Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia”. “¿Y después?” “Iremos hasta las Indias”. “¿Y después de las Indias”. “¡Ah!”, dice Pirro, “descansaré”. “¿Por qué no descansar entonces, inmediatamente?”, le dice Cineas…
“¿Por qué no descansar inmediatamente?” 🤯
Pirro nunca entendió el trasfondo de la pregunta de Cineas.
Su consejero quería que reflexionara sobre la ironía que a veces implica posponer la dicha esperando alcanzar metas lejanas, en lugar de buscarla en el presente.
Yo extiendo el consejo de Cineas no solamente al rey Pirro, sino también a nosotros: en nuestra búsqueda de logros y posesiones, ¿estamos sacrificando tranquilidad y bienestar que (quizás) podríamos satisfacer hoy?
El rey Pirro, al menos, no hizo caso a su consejero. Luego de algunas campañas militares intrascendentes, Pirro murió en relativa oscuridad en una batalla en Argos.
Plutarco resume así la vida del rey:
(...) sin cesar pasaba de unas esperanzas a otras, de una prosperidad tomaba ocasión para otras varias. Si caía intentaba reparar la caída con nuevas empresas, y ni por victorias ni por derrotas hacía pausa en mortificarse ni en ser mortificado.
Mi invitación para este fin de semana es que si eres de los que gusta planear y definir propósitos o resoluciones para el año entrante, evites caer en la trampa de buscar logros que podrían resultar en “victorias pírricas”.
No basta con alcanzar metas: debemos preguntarnos a qué precio y con qué propósito lo hacemos.
Enfoquémonos menos en lo que queremos lograr y más en cómo queremos vivir.
Feliz 2024.
Me encanta!!!!
Feliz 2024. Muchas gracias ✨